El mito de las carencias

Por Rocío Erazo

Una de las primeras preguntas claves que debemos hacernos queridos lectores es ¿Por qué pensamos que los estados carenciales son solo consecuencia de la falta de nutrientes?; en segundo lugar has pensado ¿Por qué intentamos resolverlo, inclinándonos por el facilismo de las fuentes sintéticas o inorgánicas o las bien conocidas como farmacéuticas, y para ampliar esta pregunta, es fácil ver que cualquier ser que le aparece un dolor de cabeza, por ejemplo simplemente ingiere un fármaco cómodamente y se le va el dolor, sin detenerse a ver que esa dolencia es más profunda de la que se cree.

Ya que mientras tanto nos “distraemos” del verdadero problema a resolver, perdemos tiempo y vamos agravando un desorden que luego “explotará” bajo otro síntoma. Muchos de las problemáticas como las cuestiones parasitarias, tumorales, prostáticas, menopáusicas, tiroideas, nerviosas, reproductivas, intestinales, hepáticas, renales, entre otras.

Por ello es importante dar inicio a una serie de publicaciones destinadas a aportar claridad sobre temas, que justamente despierten la atención de mucha gente afectada. Existen víctimas del condicionamiento, que piensan siempre en términos de síntomas, ¡ojo! queridos lectores, tendemos a enfocarnos en dichas señales, sin advertir que generalmente la causa profunda del problema pasa por otro lado. La idea es que las personas adviertan que hay otras cuestiones a considerar y otro enfoque posible.

Cuando uno enfoca sus energías en resolver la causa profunda, el síntoma remite por natural y fisio-lógica consecuencia. Si nos empeñamos en manipular síntomas, es inevitable quedar siempre “en el aire” del desorden biológico que impide nuestra plenitud física y mental. Miremos siempre más allá, existe hoy por hoy muchos seres que están despertando, ¿despertando? ¿De qué?, allí como diría el Numeró logo-Terapeuta Ramón C Alegre, ¿háganse la pregunta?, investiguen, y crean y no crean todo lo que dice el sistema.