Ingenuidad o paseo

Manuel Castro M.

Una delegación público-privada visitará China, Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Suecia, Noruega, Rusia, Qatar, Japón y Corea del Sur, durante treinta días, en busca de inversiones por 33.000 millones de dólares. El Ministro de Comercio Exterior llevará una cartera de 29 proyectos para los que se busca esa inversión extranjera, entre los que está la inviable Refinería del Pacífico.

El objetivo se afirma que es generar confianza, lo que está bien, si es que nos creen que tenemos proyectos de negocios impecables. Los visitados saben nuestra realidad. Las inversiones en el anterior gobierno fueron las más bajas de la región por el régimen político que teníamos, leyes tributarias inestables, un sistema de contratación pública corrupto y por el impuesto a la salida de capitales.

Los centros financieros van a preguntar si ha variado la situación, mediante reformas legales a dicho sistema y si existe seguridad jurídica. O se les miente a gente tan conocedora de los negocios, lo cual únicamente produciría desprestigio, o se les dice la verdad, con lo cual el largo y costoso viaje sería inútil, pues aparte de cenas y cocteles volverán con diplomáticas promesas de estudiar los proyectos.

Solo ha habido importantes diálogos con amables frases del Presidente y acercamientos esperanzados de los empresarios. Ningún proyecto económico de fondo se ha enviado a la Asamblea para su aprobación. Sigue vigente un sistema casi dictatorial, donde el sector privado está aprisionado. No se ha derogado el anticipo el impuesto a la renta, no se ha disminuido el impuesto a la salida de capitales y la ley de plusvalía está vigente. Las autoridades económicas y judiciales cuestionadas son las mismas del anterior régimen.

En lo internacional estamos en el grupo antiimperialista, junto a Venezuela, Cuba, Nicaragua, etc. Eso lo saben de sobra los inversionistas. La conclusión es que no existen razones para que inviertan en Ecuador, pues nada ha cambiado, el Estado sigue altamente poderoso, aunque el Presidente se ha mostrado abierto, moderado, pero el asunto no es de personas sino que el sistema hace aguas.

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