Wilson Paccha: ‘lo feo es parte de mi estética’

Quiteño. Su obra aborda el feísmo, lo grotesco y la desfiguración.
Quiteño. Su obra aborda el feísmo, lo grotesco y la desfiguración.

El artista reflexiona sobre la fealdad, lo indígena, las apariencias y los complejos. Un tema ‘ en boga’ en las redes.

“Soy un joven venezolano. Estudié Economía. No puedo ejercer mi profesión en su país, pero me gano la vida vendiendo estas deliciosas galletas. Pero antes de pasar por sus puestos, les pido disculpas por los comentarios de unas chicas venezolanas, que los han ofendido…”.

El vendedor sube al bus a la altura del hospital de Solca. El destino es el Comité del Pueblo, donde queda el taller de Wilson Paccha, uno de los artistas –sí, artista (“aunque a mí -dice- me emputa la palabra artista”)- más consolidados de su generación, quien compartirá sus criterios sobre la estética de la fealdad.

Para levantar los ánimos de las personas, solo resultó necesario manifestar a viva voz que “los ecuatorianos somos feos” y para colmo “indios”.

En medio de sus más recientes pinturas –pues alista una nueva exposición-, Wilson comparte que “casi no me meto al Facebook, pero el tema de la fealdad ya se habla por todo lado”. “Y ese debate me da una risa”, agrega.

“Sabes, yo no le echo mucha cabeza a eso. Lo primero que se me cruza por la mente es que el ecuatoriano tiene full tiempo para el ‘hueveo’. Si tienes mucho tiempo para estar metido en las redes (sociales) y hablar sobre esas polémicas es que te sobra tiempo, además que nos encanta hacer leña a cualquiera”, explica.

“No le echo mucho cerebro a esas cosas. Me da vagancia. Verás, en mi caso, crecí y me desarrollé en un barrio popular. Todos esos rasgos que salen en debate dentro de la efervescencia mediática, me refiero a lo feo o lo indio o lo longo, ha sido parte de la estética de mi alrededor”.

Pinta

Paccha cuenta que en medio de los “rasgos salvajemente pintorescos” de su entorno, tuvo suerte al momento en que le paren bola las mujeres, “y ahí es cuando cachas si eres feo o no eres de su tipo. Y esa frase ‘no eres de mi tipo’ te enseña que cuesta a alguien decirle feo, por eso se ha de haber armado tanta bronca”.

EL DATO
En noviembre presentará su más reciente trabajo en la DPM Gallery, en Guayaquil.“Claro, no se puede negar que en mi barrio había unos tres panitas más facheros, coloraditos, más blancos, de nariz recta, y que tenían más éxito con las peladas. ¿Cómo no quieres que eso ocurra, cuando estamos bombardeados de referentes europeos y gringos en películas y nos enseñan el estereotipo de la belleza?”, cuestiona.

“Para colmo -acota- te invaden las novelas mexicanas y si miras en el común compartimos los mismos rasgos, pero la protagonista es una man rubia y de ojos verdes y con cierta forma”.

¿Crees que somos acomplejados? -es la pregunta-. “Muy acomplejados”, responde. “Y también muy condescendientes y validamos todo sin pensar fríamente. Ponte: acá facilito cualquiera es artista o maestro y esas palabras son tucas. Que haya gente que se compromete con el arte no te dice que sean artistas”.

Apariencias

Wilson recuerda que mientras estudiaba Arte en la Universidad Central tenía “una pelada guapa”. “Era bailarina, linda, de buen cuerpo por la danza. Claro, mis panas me decían: ‘Cómo estás con la ‘man’, ve tu pinta, si hasta eres fulero’. Todo es tema de apariencias”.

Las apariencias engañan: “Había una chica que me volvía loco. Siempre me esquivaba. Cuando conversó conmigo, se sorprendió de cómo era. Me preguntó si era cierto que en mi estudio había un cuarto oscuro donde me drogaba, chupaba y hacía tremendas orgías (lector, en el estudio de Paccha el sol entra en abundancia). Ves, por pintar sobre esas vainas y por afear las personas, desfigurarlas, cachan otra cosa. Hasta zoofílico pensaban que era, todo por las apariencias”.

Paradojas

“No le echo mucho cerebro al Guayasamín, porque no lo tengo como referente –manifiesta-. Pero claro que resulta raro que él sea un referente plástico y aborde el tema indígena y el sufrimiento, y que la mayoría de gente solo le cache al ‘man’ y reconozca aquello como arte, y a la hora de que nos digan feos e indios nos alteremos tanto”.

“Como digo, si pasas clavado en redes es porque tienes ese tiempo. Y muchas veces caemos en el juego de decir las cosas más por ímpetu que pensadas –sostiene-. Ahora somos actor y parte y lanzamos criterios sin pensarlos”.

Para Wilson, todo respondería a un desfogue del que nos acostumbramos tras la polarización de los últimos años. “Cachas que hagan una marcha para sentenciarle a la venezolana que dijo que somos feos y que se haga otra para defenderla. Toda lucha es válida y respetable, pero por qué no protestamos cuando cierran una galería o cuando hay un problema político”, cuestiona.

“Hoy uno es activista ‘light’ desde las redes. Hasta en eso nos hicimos vagos. Y terminamos peleando ahí. Eso es la herencia de dividirnos entre opositores y borregos. Aparecían los enfermos conciliadores, en el un extremo, y los que te puteaban por pensar distinto, también extremistas… El tiempo que le damos a estos debates -dice- deberían servir para polemizar las vainas políticas en vez de acabar a alguien, porque las vainas políticas son las que terminan acabándonos a todos”. (DVD)

Perfil

Wilson Paccha

Artista ecuatoriano (Quito, 1972). Estudió en la Universidad Central del Ecuador. Ha ganado el Salón de Julio en 2004 y 2013 y el Primer Premio Fundación El Comercio (1999), entre otros premios.