Burguesía, y podredumbre

JORGE ZAMBRANO

¿Cómo es que, cada vez que entra una nueva administración política, corporativa, al poder, ésta termina haciendo lo que le viene en gana?

Quienes se han estrellado contra la barrera de la burocracia en las instituciones, conocerán esta historia. Lo extraño es que el personal que entra con cada administración nueva, se comporta de forma idéntica al grupo saliente. Como si firmarán algún contrato secreto que los obliga a ser déspotas y negligentes con la gente que les paga el sueldo.

No es extraño, Claro, no es un contrato firmado con sangre, guardado en una caja fuerte ultra secreta, y ejecutado con violencia al estilo mafia. Es un contrato tácito.

Ahora pensemos en la estructura de una organización fluyen de arriba para abajo y brilla, El sistema de recompensas no tiene ninguna relación con el desempeño De una estructura así, ¿qué resultados se pueden obtener? Con el pasar del tiempo, ninguno positivo. Cada miembro velará por sus propios intereses en sendos nichos laborales, tallados para el efecto. Cualquier acto «más allá de la línea de servicio» (como, por ejemplo, denunciar injusticias o intervenir para arreglar un problema) simplemente no cabe, y será activamente castigado. El servicio se degenerará lentamente hasta que incluso los mismos servicios básicos relacionados con la misión de la organización dejen de ser atendidos.

La conocida mentalidad del empleado burocrático (desde el diputado hasta el policía) no existe. Es un producto del sistema. En realidad, todos los que alguna vez entramos a una posición de servicio público lo hacemos con esperanzas de servir y cambiar las cosas para algo, por sencilla que la contribución que tengamos en mente.

Veamos dos ejemplos, el diputado trabaja para sí mismo, acumulando «favores por cobrar» (si no es muy corrupto) o dinero en efectivo (si lo es). Como su tarea no es muy visible desde la población general, le basta con pasar dos o tres leyes que no tienen que ser muy buenas, simplemente aparentar serlo, como para ser reelegido, y el resto del periodo le queda para él solito.

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