LIBER ANDRADE SALAZAR
La dirección de la Fiscalía General del Estado fue cuestionada desde su designación en razón de que el Dr. Carlos Baca Mancheno trabajó como asesor personal del expresidente; y, desde entonces el señalamiento de no jugar un papel objetivo en la investigación de actos de corrupción, especialmente de los ocurridos en la década anterior, no cesan, más bien apuntan a la veracidad porque sin ningún desparpajo el procesado Ricardo Rivera advierte que en 15 días terminará la instrucción y amenaza personalmente ir tras el paradero del enano mugroso (Ab. Dalo Bucaram), por último el Ec. Rafael Correa en visita por Colombia revela su temor de ser enjuiciado penalmente si se cambia al Fiscal General y ponen a un enemigo suyo.
Lo primero, es posible que el señor Ricardo Rivera finalmente no sea acusado porque los elementos facticos no se subsuman al tipo penal de asociación ilícita sino de otro delito y por ello públicamente (redes sociales) se atreve afirmar que termina la investigación y en libertad saciará su amenaza de buscar a Dalo Bucaram. Lo segundo, lo dicho por el expresidente refleja que la elección del Fiscal y otras realizadas por el Consejo de Participación Ciudadana no gozaron de idoneidad pese a los concursos de méritos y oposición, ya que se colige sin cortapisas que personas amigas del régimen anterior fueron nombradas para salvar y dejar impune actos indebidos por donde transitó el proyecto político de la alicaída revolución ciudadana; pues afirmar que el próximo Fiscal será un enemigo suyo, desdice declaraciones previas a su retiro político de ser el “más querido”.
Es imprescindible entonces que los mandantes nos pronunciemos en consulta popular por el relevo de funciones del Fiscal y otros funcionarios, para que los nuevos actúen con imparcialidad y objetividad.