Un proyecto útil y urgente

Fabián Cueva Jimenez

Cuando la nación y su gobierno están invadidos de corrupción es difícil cumplir con los propósitos de lograr la igualdad y desterrar la pobreza. Hasta los países menos corruptos, además de crear oficinas de investigación, códigos penales duros, unidades anticorrupción y proyectos de seria participación han optado por cambios en sus sistemas educativos.

Con escándalos diarios de corrupción y con una ambivalencia de valores y normas, pienso que se requieren esfuerzos sostenidos en las escuelas y por varias generaciones. Vale recordar la frase de José Mujica sobre la anticorrupción: “Un pueblo educado tiene las mayores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos”.

Las escuelas tienen, por su naturaleza, la misión de formar y educar a quienes en el futuro combatirán a esta pandemia. El Gobierno encargó a un Frente de Transparencia y Lucha contra la Corrupción cumplir con cuatro objetivos: programar estrategias y mecanismos para combatirla, activar y aplicar mecanismos de control e investigación, presentar políticas y normas de transparencia y proponer iniciativas para promover una política de transparencia y valores.

El último objetivo se debe planificar y desarrollar con recursos e instancias existentes, desde el Viceministerio de Educación y la Dirección Nacional de Educación para la Democracia y el Buen Vivir, con misión, atribuciones y responsabilidades pertinentes.

Se requiere un proyecto educativo propio, nuevo, urgente y útil de valores y ética, con ejes transversales en todos los niveles, capacitación, cursos, talleres, seminarios, debates, concursos y campañas de difusión articulados con iniciativas de prevención, transparencia y control. Es hora de cambios con ideas y personal renovado, activo y creativo.

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