Abuso de niños

Franklin Barriga López

Entre las acciones de mayor ruindad que pueden perpetrarse en desmedro de los seres humanos se encuentra el delito cuyo nombre encabeza el presente artículo. Ante hechos de esta magnitud que la prensa viene publicando, una madre expresó que fusilaría personalmente a esos malvados.

Así es el grado de repudio y enojo que vienen causando en nuestro medio las acciones indicadas y que están saliendo a flote, una vez que se ha perdido el miedo a la denuncia, lo que posibilita las investigaciones y sanciones pertinentes.

Por su directa relación con la niñez se debe estar alerta para no permitir las asechanzas especialmente de curas pedófilos y sujetos incrustados en el magisterio, que protagonizan estas infamias y a los que jamás puede llamárseles profesores; por sus aberraciones, tienen que ser descubiertos y sancionados ejemplarmente.

La incredulidad se transforma en justificada indignación cuando se lee que un ciudadano que dictaba clases de estudios sociales y educación física habría abusado de 84 alumnos. Y así por el estilo, decenas de casos similares se van conociendo.

Lo más condenable es que por mal entendido espíritu de cuerpo, ciertos compañeros de esos sujetos pretendan impunidad para los rufianes, incluso saliendo a manifestaciones de respaldo, con carteles a favor de los malhechores y no de las víctimas. ¿Se podrá ser solidario con estas atrocidades? ¿Qué valores y principios pueden impartir esos facinerosos, tanto los que cometen estos actos como los que los respaldan?

Es de ponerse en el caso de los familiares de los menores abusados cuyos traumas serán de difícil curación a lo largo de la vida. En la niñez empiezan a florecer los sueños que jamás deben ser despedazados, si se quiere una sociedad de adelanto y respeto a normas de civilizada convivencia.

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