Perogrulladas

Una “perogrullada” es una verdad tan evidente, que el solo decirla se tiene por simpleza o necedad. Decir, por ejemplo, «Cuando llueve la tierra se humedece», «Al ponerse el Sol reina la oscuridad», «Morir fue su última experiencia», «El hombre libre vive sin ataduras», son ejemplos de perogrulladas. También se dice «verdades de Perogrullo» en el mismo sentido.

La palabra “perogrullada” viene del nombre propio Perogrullo, que a su vez es contracción de Pedro Grullo. Perogrullo es un personaje imaginario, popular y un poco fantástico, que se supone vivió en España entre los siglos XV y XVI, y se caracterizaba por decir con frecuencia verdades de ese tipo.

Perogrullo fue llevado del medio popular a la literatura en varias ocasiones. Francisco López de Úbeda lo menciona en su novela «La pícara Justina» y lo presenta como nativo de Asturias. Cervantes, en El Quijote, lo pone en boca de Sancho, quien le atribuye la condición de profeta, porque, efectivamente, Perogrullo solía decir sus «verdades» en forma de profecías. También Quevedo lo menciona en una de sus obras.

No hay duda de que Perogrullo fue una creación imaginaria, en cierto modo folklórico. Pero su creación responde a un referente real, pues siempre ha habido personas que dicen perogrulladas, desde mucho antes de que apareciera el personaje en la fantasía popular.

Ciertos políticos acostumbran decir pendej…, perdón, perogrulladas, por lo que la expresión se emplea mucho con sentido satírico y de burla. “La R.C. avanza” es una verdad de Perogrullo porque sabemos que “avanza” pero a la extinción, y de eso nos damos cuenta cada vez más ecuatorianos.

La frase revolucionaria: “Estamos más unidos que nunca, más optimista que nunca, la R. C. nada ni nadie la podrá revertir…” ya no es una perogrullada pues no resiste el menor análisis.