Imperativo cambio de ruta

POR: CARLOS CONCHA JIJÓN

Tengo la impresión que AP está pasando el momento más crítico desde su creación, porque nació y creció sin una consistencia política definida; faltó en sus integrantes el conocimiento y la convicción plena sobre el proyecto mismo, que tuvo muchas aristas ideológicas, agazapadas bajo el paraguas de Correa, quien fue principio y fin de la fantasmagórica “revolución” resultando ser en última instancia el más burdo ensayo de autoritarismo.

La mazorca se desgrana en grupos (3), porque no tienen sindéresis, razón que los hace actuar como marea en aguas embravecidas, sin rumbo cierto, teniendo como brújula la dirección que sopla el viento, porque no hubo convicción política, no se marcó un destino cierto haciendo que las fichas y los grupos que formaron una amalgama alrededor del cacique moderno, apostaran con argucia a la posibilidad del acomodo o quizás al toma y daca, como degeneración de la política.

Ojalá que el “diálogo” no sea una movida hábil usada como amortiguador de la tormenta de intranquilidad y así lograr bajar la temperatura, las tenciones en la colectividad y entre “tirios y troyanos”, siendo necesario de manera urgente dar señales claras de un cambio de ruta, que nos aleje del precipicio de fatalidad. Si no hay la ruptura total del cordón umbilical después del parto, lo más probable es que se presenten problemas con el neonato.

El gobierno tiene la oportunidad clara y está obligado a dar verdaderas señales de un cambio positivo sin demagogia, procurando sacar de su entorno los parásitos que han llevado al Ecuador por un camino equivocado, acciones que determinaron la anemia económica que aflige al pueblo ecuatoriano.

En el país ya no cabe como política demagógica aceptar todas las demandas como necesidad de las colectividades, siendo necesario racionalizar los pedidos, para establecer las prioridades dentro de las posibilidades ciertas a cumplir, sin engaños.

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