Murcielagario Kartonera presenta 5 obra en colección Credo de Kaníbales

Cartoneros. Un trabajo de voluntades da vida a esta propuesta editorial.
Cartoneros. Un trabajo de voluntades da vida a esta propuesta editorial.

Cinco poetas conforman la colección Credo de Kaníbales de Murcielagario, que se lanzó en la FIL.

Se descorcha el vino y el micrófono se abre. El poeta Jonathan Dueñas, de la editorial Pirata Cartonera El Salvador, arranca con sus versos de ‘Semáforo’. Le seguirán otros más en este micrófono abierto que irrumpe una tarde fría de lunes en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Quito.

El acto se hace en el espacio de la Red de Editoriales Cartoneras del Ecuador (Recae), donde está la mencionada Pirata, Dadaif y Murcielagario Kartonera, esta última organiza el coctel cartonero, pues han realizado la presentación de una reedición de sus títulos.

Murcielagario trae la colección Credo de Kaníbales, donde constan los títulos ‘La sacerdotisa del vacío’, de Calih Rodríguez; ‘Poesía en bicicleta’, de Raúl Arias; ‘El cielo antes del cielo’, de Ernesto Carrión; ‘Pastor de perros’, de Domingo de Ramos, y ‘Biografía del espejismo’, de Carlos Luis Ortiz.

¿El precio? Al alcance del bolsillo: ‘se cambian libros por cerveza’, dice un cartel. El humor es parte estos artesanos del libro, que reciclan a la palabra, que le dan un mejor uso al cartón.

Apuesta
Marco Tobar, Murcielagario convencido, la tiene clara: “Se trata de no silenciar a los autores, se trata de darles una mayor circulación y que su obra esté al alcance de todos”.

La adquisición de un libro cartonero resulta económica, quizás, no capitaliza el esfuerzo de cada texto, porque la creatividad y la calidad en presentación son (in)variables que cumplen todos los estándares.

EL DATO
Murcielagario organiza el Festival de Poesía ‘Lectura de un Kaníbal Urbano’.“Cada libro cartonero tiene su sabor, su belleza. Con el tiempo lo estético va mejorando. Se puede trabajar ediciones de lujo”, dice Tobar. De entre los géneros literarios prevalece la poesía. La razón es simple: “Hablamos de un género relegado, también siento que hay artistas relegados: muchos nombres son conocidos, otros no tanto. Lo que me parece bueno es que apostamos por autores consagrados, pero nos interesamos por lo contemporáneo, lo emergente”, señala Yania Enríquez, vocera de Murcielagario.

Son alrededor de 10 años de trabajo bajo este sistema editorial, que renueva sus filas para no dejar de manufacturar a la literatura. Ana Terán, quien se desempeña como coeditora en los últimos meses, es conciente de que se trata de una labor de voluntariado, pero que tiene su recompensa: “hacer lo que a uno le gusta”. (DVD)