Significativo cumpleaños del Inocencio Jácome

Luis Fernando Revelo

Con justificado y plausible alborozo, la Unidad Educativa “Inocencio Jácome” celebra 71 años de vida institucional educando a la niñez sanantonense y ahora a la bizarra juventud estudiosa de la provincia de Imbabura y del norte ecuatoriano. Los 71 años, las 71 campanadas del reloj, constituyen un acontecimiento de profunda significación que su comunidad educativa ha querido compartirlo y celebrarlo “a flor de corazón y de memoria” porque se trata de una fructífera, silenciosa y sacrificada labor apostólica y docente que se ha ido plasmando en el corazón de sus educandos, abriendo hondos surcos de ciencia, bondad y belleza.

Entonces es preciso exultar la valía de aquellos personajes que hicieron historia, dos vocacionados sacerdotes: el P. Miguel Ángel Rojas, párroco de San Antonio y el P. Inocencio Jácome, Provincial de los dominicanos.

Ellos concibieron la quijotesca tarea de fundar una institución católica para las niñas, contando para el efecto con religiosas de la Comunidad de las Terciarias Dominicas de Sta. Catalina de Siena quienes vinieron de Colombia un historiado 26 de noviembre de 1946: Rosa Inés, la Superiora; María Dolores, la de la música y el canto de alondra; Dominga, la monja de la medicina de los enfermos; María Eugenia, que parecía una rosa encendida; Isaura, la risa de los dientes de oro y de los manjares y Sor Julia Esther, la más pequeña con alma de niña. Así tuvo su génesis el Instituto que hoy se ha convertido en flamante Unidad educativa.

Las religiosas de hábito blanco, con capa y toca de color negro y su planta docente han sabido dedicar sus afanes, sus ilusiones, su trabajo, moral e intelectual educando con el ejemplo. Continúen en este nobilísimo empeño. ¡Felicitaciones!