La pena máxima

Por: MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA

Estupefacta me he quedado al escuchar al fiscal general, Carlos Baca Mancheno, al momento de presentar los alegatos de cierre en la audiencia de juicio del caso Odebrecht, en el que se juzga al aún vicepresidente Glas y a otro grupo de sindicados, en el que justifica con pruebas la participación de Jorge Glas en el delito de asociación ilícita en calidad de autor y para quien solicita que se le imponga la pena máxima prevista en el Código Integral Penal, equivalente a 6 años de prisión.

Qué pena que dan esas penas que imponen, ¿sí o sí? En serio se me hace complicado digerir el hecho de que sea posible que se juzgue por el menor de los delitos a alguien que se supone es una autoridad en el Ecuador y que de una u otra forma debe partir de ellos el darnos ejemplos de rectitud y honradez. Pero, resulta que se ven inmersos en este tipo de actos y el juicio es un regaño que termina con una palmadita en la espalda.

Independientemente que se le juzgue por asociación ilícita y que esa, la máxima pena sea equivalente a esa nimiedad de tiempo. Creo que el castigo debe ser ejemplificador cuando la persona inmersa en cualquier delito sea considerada autoridad, por todo lo que implica la jerarquía de su rango. A usted señor lector imagino que también le ha de parecer; pues, resulta que al Fiscal le apena (léase le da pereza) darle su lugar a la justicia.

Llamativo, es cómo en cada día de audiencia Glas ha dado declaraciones a la prensa, con todo y escenario preparado. No soy experta en juicios, pero me pregunto si a todas las personas que son juzgadas en nuestro país se les da este tipo de atenciones o si es solo con aquellos que se juegan con el nombre del país y nos hacen quedar como corruptos y sinvergüenzas.

Ni idea si esto es justicia, lo que si sé es que dentro de poco los veremos en las calles nuevamente abrazando y repartiendo bendiciones, porque lo robado eso no lo repartirán.

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