Cambio para bien

CARLOS CONCHA JIJÓN

Frente a la realidad que vive el país, cuando el pueblo ecuatoriano naufraga en las aguas tormentosas del mar de inmoralidad, resulta un requisito indispensable que la administración pública sea saneada para que los malos elementos que puedan estar todavía enquistados en el ejército de burócratas desaparezcan como tales, situación que determinará la complacencia para la colectividad ecuatoriana que reclama con justicia un verdadero cambio para el país en todos los aspectos.

Es determinante para el país que las lacras sociales que han manchado la historia tengan su merecido dentro del campo de la justicia, como ejemplo terminante que permita que el país cambie de dirección, dando ejemplos de una nueva conducta social como indicadora a seguir por las nuevas generaciones, en donde prime la filosofía ética reflejada en la actitud moralista de la colectividad.

Por ahí vemos absortos que el gobierno todavía enseña algunas manos machadas como rezagos del anterior, mostrando sus manos “limpias y corazones ardientes”, entendiendo que pudieran ser algunos parásitos que soportaron la asepsia del nuevo régimen o en su defecto actuaron como parásitos mutantes.

Es preocupante que, a través de las redes sociales, se esté criticando a los posibles nuevos cuadros del sector público, que no serían los más aptos para ocupar determinadas funciones y haciéndome eco de esos comentarios que resultan chocantes, pero que a fin de cuentas son como una alerta para que no se cometan errores en nombrar posiblemente a conciudadanos que no tengan las condiciones exigidas por una moral pública, que se encuentra frustrada por lo que ha pasado en el país.

No está por demás y con mucho respeto al Sr. Gobernador de la provincia de Esmeraldas, solicitar que se tomen las medidas que considere necesarias, para evitar filtraciones que impidan tener funcionarios probos.

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