No sean cómplices

Por: ORLANDO AMORES TERÁN

Sr. Almagro, miembros de la OEA, no se dejen engañar por el peor régimen en la historia de Ecuador. Mejor harían en investigar los cientos de casos de abuso, varios asesinatos que devienen delitos de lesa humanidad, persecución a disidentes, y la ruta del despilfarro de 355.000 millones de dólares del 2007 al 17. Señor Almagro, el autor intelectual de la década infame, arranchó el futuro a cinco generaciones de ecuatorianos que aún no nacen. ¿Cómo usted y la OEA pueden dar oídos al cinismo, mediocridad, ineptitud que no hace mucho tiempo, se expresaba en los peores términos de dicha organización y se burlaba de sus miembros, avasallándolos y en lo personal, a usted lo desubicaba peyorativamente? Entiendo que su investidura lo coloca por sobre la canallería de los que comparecen a su estrado; pero debe saber que se trata de la vida de un pueblo y su libertad, cansado del atraco, hastiado de ver tanto energúmeno convertido en «autoridad», familias enteras, apoderándose de las instituciones del Estado, amordazando la opinión, mientras persiguen toda iniciativa privada, coartan los negocios familiares, ahogan con cargas tributarias el emprendimiento.

Debe conocer que se trata de una organización con vínculos criminales, que conformó un partido, para atracar los bienes nacionales y cooptar la institucionalidad pública, basta con verificar los antecedentes de varios de los amigos, colaboradores y financistas del régimen. Hoy -que pese a estar secuestrados los aparatos de justicia y seguridad, por una camarilla castro-narco-comunista, dado el hedor insoportable de la podredumbre de toda una década de arbitrariedad, atraco y cinismo, recién se empieza a desatar el nudo de la impudicia-; se pretende que la OEA salve al peón que lo «consiguió» que lo «hizo», dicho por él mismo, por delegación de su patrón, quien en último término es el responsable político y el autor intelectual de todo lo «ganado», durante la infamante década. Señor Almagro, no se convierta en cómplice, de los canallas de la historia que se arrastran por los corredores de las cárceles y mazmorras que ellos mismos crearon y a donde pertenecen.

[email protected]