Se llaman políticos

Por: CARLOS CONCHA JIJÓN

Podríamos dar infinidad de ejemplos sobre los pretensos políticos, que han desarrollado una vida activa en la política sin serlo. Esos, que un día, por ambición, por ganar popularidad, con un plan especialísimo para engordar económicamente, figurar o simplemente aparecer como políticos por haber escuchado que el hombre es un animal político.

Es en esta circunstancia que podemos constatar que la política ha entrado en un plano de degradación, cuando los audaces, esgrimiendo fórmulas convincentes en el plano demagógico, captan al electorado, momento en el cual arrasan en los resultados, con votos obtenidos bajo el engaño y la valoración muchas veces superflua del electorado y de otros que llegan a “tragar máchica sin saliva”.

Aquí podemos pensar que la excelencia del voto está siendo opacada, primero por la magia del engaño del aparente político y luego por la actitud de domesticidad sin el mayor discernimiento de quienes tienen el poder del voto.

Frente a esta realidad se llega a deducir que los procesos electorales están plagados de engaño o de vivezas criollas, como sabemos decir, pero son programaciones plenamente estudiadas, de las cuales muchos inocentes electores desconocen esa verdad y ejercen su derecho al voto como manda la ley, sin sospecha alguna.

En los procesos electorales siempre habrá un grupo afín al candidato estrella, buró de campaña o grupo de aduladores que serán los que manejen el desarrollo de todo el proceso y no les importará si tienen que mentir durante la campaña, pues, permanecerán sumisos multiplicándose en esfuerzo para cumplir los objetivos que les permita llegar al triunfo.

Generalmente muchos aparecen improvisados, sin conocimientos políticos, pero sí con un desarrollado perfil de audaces, con poses de políticos y cierta palabrería llena de ofrecimientos, con la cual hacen mella en la conciencia de la colectividad.

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