La Pobreza, ecuatoriana

Jorge Zambrano Andrade

La desigualdad y la pobreza son fenómenos que siguen castigando a América Latina. Ecuador no es la excepción, según organismos internacionales y las propias agencias gubernamentales de monitoreo y estadística de indicadores.

Los precipicios de la desigualdad son inmensos. La globalización y la aproximación del poder con el dinero ubican a este país en altos niveles de pobreza y marginación. La llamada década perdida de los 80, en realidad se extendió a la siguiente, la que cerró el siglo. No hay crecimiento ni competitividad, menos políticas sociales de resultados. Y no hay mejor instrumento para medir el crecimiento que el empleo. Según el informe Tendencias mundiales de empleo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina y el Caribe la tasa de desempleo ha aumentado en los últimos 10 años.

La pobreza y desigualdad son resultado del modelo socialista vigente en nuestra economía en las últimas décadas. Es, en consecuencia, un problema estructural. Va más allá del movimiento de variables y de la creación o cambio de nombre de programas sociales. El desempleo y la pobreza son resultado de la insuficiente inversión productiva, el bajo crecimiento, la falta de modernización de las empresas, que explica que tengamos una planta productiva con baja productividad y escasa oportunidad para competir en una economía globalizada.

Los altos niveles de pobreza y miseria que persisten en nuestro país no disminuirán significativamente mientras no seamos capaces de impulsar un cambio a fondo de la política económica, profundizada y recrudecida, en la que lo único que importa es la distribución equitativa de la miseria y no la generación de riqueza como combate serio a la pobreza.

Por ello seguiremos insistiendo en la necesidad de llevar a cabo reformas estructurales, no paliativas, que conduzcan a la nación por el sendero de la competitividad y el crecimiento económico. Sólo con crecimiento económico y mejorando la distribución de la riqueza, seremos capaces de otorgar condiciones de vida dignas a los sectores más desprotegidos de nuestra patria.

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