José Villamar

POR: Luis Fernando Revelo

Ha caído como el soldado romano, armado de la empuñadura de su espada, defendiendo los ideales de Fe y Alegría, el maestro José Villamar Sánchez. Lo conocí cuando ocupaba el sillón rectoral del Colegio Juan Pablo II y este articulista era presidente de la Federación de Establecimientos de Educación Católica de Imbabura. Tuve la oportunidad de colaborarle durante tres años dictando la cátedra de Física. Allí conocí de sus ejecutorias, su afán moralizador y el anhelo ferviente de trabajar por la institución, bajo la égida de los ideales del P. José María Vélaz, fundador de Fe y Alegría, del dinamismo de la Lic. Zoila Peralta y la coordinación de la Srta. Isabel Reyes.

Su arraigado y ferviente amor a la docencia dejó imperecederas huellas en varios planteles educativos como: José Mires (Buenos Aires), José María Córdova (Cahuasquí), Luis Napoleón Dillon (El Juncal), Colegio Nocturno Víctor Manuel Guzmán (Ibarra), Unidad Educativa La Dolorosa (Calderón – Quito), hasta que retornó a su amado colegio del cual fue rector – fundador para acogerse a los beneficios de la jubilación. Así culminó su periplo de docencia y su paso por un rectorado que lejos de dar merecimientos, impone obligaciones y un coraje a toda prueba para hacer frente a los consabidos avatares y reveses que advienen en la misión del servicio.

El dolor de la cruel enfermedad le llevó a la postración física. El día avanzó a la tarde y el 28 de diciembre de 2017, pagando el obligado tributo de la vida, partió a los viñedos eternales.

La vida sigue su interminable curso, pero nuestro pensamiento se detiene ante su recuerdo. Ante su tumba recién abierta, que huele a tierra fresca, depositamos las siemprevivas de nuestro respeto y admiración e invocamos al Buen Dios que le dé el descanso eterno.