Que se vaya el ofensor

Por: EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Un confundido ciudadano que ejerce las funciones de gerente de Flopec, cuyo nombre no viene al caso, ha amenazado a los esmeraldeños con prohibirles transitar por el “patio de su propiedad”, argumentando que las 10 hectáreas que sirven de paseo cotidiano a los moradores de esta capital provincial y a los visitantes del país y el exterior, en el balneario de Las Palmas, pertenece a la entidad del Estado que dirige, con las cuales puede hacer lo que a él le venga en gana. ¿Ignorancia, torpeza, o qué?

Recordamos que el 5 de Agosto de 2014, hallándose instalada la Sesión Solemne de Aniversario de la Independencia de esta provincia, se leyó la nómina de instituciones y ciudadanos que iban a ser homenajeados por el Cabildo y al escucharse el nombre de Flopec, el presidente Rafael Correa preguntó que cuál era el mérito de esa entidad del Estado para ser galardonada y en razón de que recién habían sido trasladadas sus oficinas a Esmeraldas debería esperarse que hagan algo rescatable, empezando por construir su edificio de trabajo, así como embellecer el balneario donde iban a laborar.

Luego de un tiempo corto se culminó la construcción, el local fue calificado como singular y del balneario se formularon elogiosos comentarios, mas cuando los habitantes de esta región se habían sentido orgullosos de la obra, asoma un sujeto desconocedor de las normas y costumbres que rigen al Ecuador a expresarse de la manera que lo ha hecho, ofendiendo a quienes lo habían tratado afectuosamente. A este individuo no lo soporta nuestro pueblo. La mayor parte de los nativos y “esmeraldeños nacidos donde les dio la gana” se han manifestado porque se vaya por donde vino y que no vuelva más por estos lares.

Los descendientes de los chibchas,­ tolitas, cayapas y otras etnias, algunas con más de 12 mil años de antigüedad, no soportan ofensas como las expresadas por el eludido servidor público. El edificio de Flopec no está allí porque nos concedieron una dádiva. Se halla frente al océano Pacífico porque en sus aguas deben navegar los barcos que trasladan el petróleo al mundo y esos buques no pueden partir ni del Machángara ni de la laguna de la Alameda. Eso es lo que conviene a los intereses de la república del Ecuador.

Si persiste el ciudadano Jefe de Flopec en permanecer en esta ciudad y provincia, debe enterarse que, además de un gobernador, intendente, comisario y otros empleados afuereños que no supieron devolver la hospitalidad que suelen brindar quienes aquí nacimos o moramos, el pueblo los visitó en su lugar de residencia y les ayudó a liar sus maletas, los puso en un vehículo y los despidió.