Jefes de campaña

César Ulloa Tapia

Si las encuestas al día de hoy acerca de la consulta popular aciertan con la intención de voto de los ecuatorianos, esto querría decir que un tanto más o un tanto menos, el Presidente tiene a su favor a siete de cada 10 ecuatorianos que hacen las veces de jefes de campaña. Esto no debe propiciar una confianza desmedida en el Gobierno o, peor aún, un triunfalismo exacerbado, sino más bien impulsar un giro indetenible en el manejo de la conducción política del Estado. Esto significa radicalizar la lucha contra la corrupción, así se vayan quedando en el camino una serie de cuadros protagónicos de Alianza PAIS de los cuales, equivocadamente, no hay cómo prescindir.

Un tentativo triunfo también abre la posibilidad para que el primer mandatario reorganice su gabinete y ponga en marcha un proceso de acuerdo nacional, en el cual las secretarías del Estado sean cubiertas por personas que gocen de la confianza de la ciudadanía por su trayectoria en el área que puedan manejar, así como por su probidad. Sería un error que Lenín Moreno siga con los mismos personajes que generan resistencia, aunque sea su legal y legítimo derecho conformar el Gabinete como considere.

Los resultados de la consulta también pondrán en evidencia la configuración de una nueva correlación de fuerzas, no solo en la Asamblea debido a la disputa entre los distintos bloques por obtener una mayoría, sino también por la contienda electoral que se está generando en los espacios locales y seccionales, desde donde los movimientos y los partidos querrán inaugurar nuevas relaciones entre el Ejecutivo y los Gobiernos Autónomos Descentralizados. Eso sin perder de vista el movimiento de fichas, recursos y puesta en escena de estrategias para lograr alianzas de todo tipo.

Un aspecto que pondrá a prueba al Gobierno en tiempos de posconsulta será el económico, pues desde diversos sectores, indistintamente del tinte ideológico al que se adscriben, han identificado la necesidad de reorientar un conjunto de medidas a corto y mediano plazos. En este sentido, la consulta abre un abanico en donde se deberá edificarse un puente entre las expectativas y las decisiones de Moreno.

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