Por: CARLOS CONCHA JIJÓN
Un viento catastrófico recorre Venezuela abrazando a la colectividad, cubriéndola de angustia y de dolor con un modus vivendi impuesto por el tirano con garras terroríficas impulsadas por sus pensamientos abyectos, que corroen y destruyen la paz y la convivencia social.
El heroico pueblo de Venezuela, que libró a lo largo de su historia grandes batallas para proclamar y defender siempre sus derechos y libertades, hoy sucumbe herido en su dignidad bajo la fuerza demoledora de un poder militar contaminado, que obedece a un monstruo larvario del pantano, que enloquecido por el poder subyuga y asesina a la colectividad.
El pueblo venezolano impotente contra la bota, el pensamiento criminal del tirano y las huestes asalariadas cumplidoras de consignas malsanas, ejecutadas con la fuerza bruta del servilismo que practican, está impregnado de cinismo y acosando de manera bárbara a una oposición que lucha en las calles, con el ideario de un pensamiento libertario.
El mundo está contemplando horrorizado, cómo la furia bestial del monstruo se ensaña con las vidas de los héroes luchadores, como Oscar Pérez, que quisieron deponer las armas después de una asonada fracasada contra el tirano, siendo masacrados con tiros en la cabeza por verdugos asalariados. Este grupo de valientes que ofrendó sus vidas en su lucha por los derechos y libertades es digno merecedor del reconocimiento de la patria venezolana.
El monstruo alucinado en su trono de escoria, se presenta eufórico y aplaude la barbarie con que ha sometido a Venezuela con su espeluznante revolución de la miseria, en donde la anarquía, como bandera del desastre, la agonía y la muerte flamea imponente, cuajada en la violencia. Como mancha para el derecho internacional, Venezuela está en el olvido, con su Constitución violentada para mantener al dictador en el poder, dejando un reguero de sangre que clama justicia.
Creo que existe una consciencia americana aletargada, cautiva de la hipocresía; nos preguntamos ¿hasta cuándo soportará Venezuela este acoso criminal?