Atentado narco

Kléber Mantilla Cisneros

¿El agregado del poscorreísmo nace con fuertes dosis de violencia y brotes de terrorismo? ¿La ira acumulada y la búsqueda de libertades pueden confundir justicia con venganza? ¿El cambio de época exige que se reemplace el fraude y el pillaje con otras formas de violencia? ¿No es una herencia cultural la tiranía institucional asfixiante, ese reacomodo de fuerzas políticas y la crisis moral y ética? Tres hechos para el análisis caben: Rafael Correa fue agredido en Quinindé por una turba que antes fue su semilla y hoy su cosecha;, un coche bomba explotó en el Comando de Policía de San Lorenzo como paralelismo de un narco-estado con vacancia en la jefatura de la mafia y un atroz desahogo cotidiano se vuelve perceptible en el incremento de la delincuencia callejera.

La retrospectiva del fraude correísta comienza a deshilar su naturaleza de cleptocracia. Los hermanos Vinicio y Fernando Alvarado en la mira de la Unidad de Análisis Financiero y Económico por operaciones injustificadas. Tan cerca de salir a flote: enriquecimiento ilícito y el juicio político a Carlos Ochoa, que late aún sin fecha; y, cada contrato de publicidad no auditado que se amontona en los archivos de Fiscalía. Esa selva oscura de corrupción campea pero predice: el abogado del Estado y procurador renuncia para no pisar un campo minado de incertidumbres y amenazas. El mismo Correa ya enfrentó un vandalismo purificador y luego lo llaman a explicar desfalcos en el caso Petrochina.

El problema fronterizo es espantoso, resultado de una guerra mutante anunciada. Con grupos armados disidentes, coche bomba y guerrilleros desempleados que están ahí entre narcóticos, laboratorios químicos y el tráfico de personas. Explotó un cuartel policial que afectó un vecindario; la señal es candente, nada terminó y mucho inició después de la firma de paz en Colombia. Un paroxismo de violencia se enciende y cualquier ‘revolución’ es una categoría falsa y falseada. La delincuencia común y pobreza suben, mientras nuevas violencias se introducen y el panorama moldea los últimos destellos del correísmo.

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