Pocho Álvarez: ‘Me hermané con el cáncer para sobrevivir’

HONESTIDAD. Pocho Álvarez encara un cáncer desde 2010. El resultado de ese camino: la serenidad.
HONESTIDAD. Pocho Álvarez encara un cáncer desde 2010. El resultado de ese camino: la serenidad.

El cineasta Pocho Álvarez habla de este reto íntimo y anuncia un nuevo trabajo: Galterman, la memoria. Se trata de un trabajo sobre la Amazonía que ya no existe…

La Amazonía es otro de sus temas urgentes. ¿Otra víctima del olvido?

En la Amazonía ocurrió lo que ocurrió porque vivimos a espaldas de ella. Cuando filmo Tóxico Texaco Tóxico y recorro esos kilómetros y kilómetros de contaminación me pregunté frente a una piscina de desechos dónde estábamos nosotros como generación, porque este tema correspondía a la generación de los 70. ¡¿Dónde coños estuvimos?! ¿Por qué dejamos pasar esto? Después uno analiza históricamente y siempre nos educaron con la concepción de que la Amazonía era un espacio casi inexistente, que no aportaba, donde vivían seres salvajes…

Luego nace ‘A cielo abierto: derechos minados’…

Y también esa saga de trabajos sobre la resistencia de las comunidades a la minería. Por ejemplo, la de Íntag tiene más de 20 años. Es casi tan larga como el juicio de la Unión de Afectados de Texaco. Es una de las luchas populares más largas…

Y se ha enfrentado a paramilitares y a una violencia institucionalizada desde el Estado…

Desde el propio anterior Presidente. ¿Y por qué filmo esto? Porque hay un dolor. Hay una carie en la historia por curar. Entonces salen estas películas sobre la minería. Pero también está lo de Muisne. Al expresidente se le ocurre desalojar la isla sin consultar con la gente. Si hay algo que he dicho siempre, a partir del terremoto y releyendo la historia de nuestros países, como México, es que nada debe hacerse sin nosotros. De hecho, Carlos Monsiváis escribió el libro No sin nosotros. No puede haber nada en la historia de Ecuador sin nosotros. ¿La reconstrucción? No sin nosotros. ¿Los cambios? No sin nosotros. A los políticos hay que meterles esto como jarabe para la tos.

Dialogar con una enfermedad (Pocho Álvarez encara un cáncer desde 2010), ¿qué cosechas deja?

Una enfermedad terminal te pone de cara frente a ti mismo. Te sitúa en la dimensión real de lo que es la existencia, que siempre es un vértice. Toda la vida has caminado a través de ese vértices y de repente a un lado tienes abismo y al otro también. Esa es la existencia humana: fortaleza y debilidad.

Esa es la dialéctica de la vida, pues la mayor certeza es la incertidumbre frente a la vida. Cuando uno se enferma es parte de del descubrimiento de la vida. Y la vida siempre termina imponiéndose. Y este es el proceso de sanación. El cáncer es una enfermedad con huella digital. Es una enfermedad de la cual solo tú puedes hablar, como proceso, dolor, sanación -si es que existe- y lección –si es que la puedes dar-. Tal vez la única enfermedad que la produces tú mismo, desde adentro, como una implosión de tu existencia, es el cáncer. Y uno de los aprendizajes que tengo de esta experiencia es el hablar de ello.

¿Allí está un primer paso de sanación?

Claro, porque el reconocer que tienes cáncer es reconocer que estás contigo mismo. Y esto no es sinónimo de maltrato o vergüenza, sino una vivencia que la tienes que abrazar y vivir. A mis médicos, a quienes debo mi sanación, al igual que a mi familia y mis hijos, les he dicho que yo me hermané con la enfermedad y sobreviví a la quimio. Cuando vuelves fraterna a la enfermedad, sobrevives.

¿En qué momento de su trabajo se encuentra?

Estoy ultimando la edición de una película de Heriberto Gualinga sobre Sarayaku. Se llama Kawsak Sacha y seguro se estrenará en estos meses. Tiene que ver con la presencia del pueblo de Sarayaku en la COP 21. Estrené la semana anterior Hugo, territorio rebelde. Y ahora estoy terminando de editar Galterman, la memoria. Esta es otra película que busca contar a un personaje ecuatoriano: Karl Galterman.

¿Alemán apasionado por la Amazonía?

Su territorio fue el Ecuador amplio. Vino en los 60’. Había estudiado antropología y arqueología y empezó a explorar el país. Entonces se encontró con las fiestas indígenas: San Pedro, la Mama Negra, el Día de Muertos, Corpus Christi. Entonces se alucina porque ve en los personajes todo lo que él aprendió en arqueología.

Pero vivos…

¡Coño! ¡Ahí están vivos! Compró una cámara de fotos para documentarlo con el afán de que la memoria no se pierda. Pero no eran suficientes las fotos y adquiere una cámara de video de cuerda y aprendió a filmar. Ávido de comprobar sus aprendizajes, él es de los primeros no religiosos ni petroleros que contacta a los huaorani y filma. Es maravilloso. Ese material lo dejó en la Cinemateca. Yo lo descubro, lo digitalizo y lo muestro a Karl Galterman. Entonces empieza una reflexión sobre la memoria. Después eso se profundiza y lo mostramos a los pueblos amazónicos, a los siecopai y a los cofanes de Dureno. También lo mostré a los huao. Ellos vieron ese material y es como ver a sus abuelos. Pero se trata de una época que ya no existe. Es tan brutal el cambio de la Amazonía en 40 años.

¿Qué es entonces la memoria? ¿Una presencia en ausencia?

Esa es la reflexión que voy construyendo a partir de Karl Galterman y de los descendientes de quienes fueron filmados. Yatehua me dijo en huao una frase lindísima: “la memoria sirve para vivir”. Nada más. (IFP)