Bella ciudad para todos

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Una elevada presencia tuvo el turismo nacional e internacional en Esmeraldas en el carnaval de la presente semana, especialmente en el balneario de Las Palmas y en el sur, lo cual ha dejado una considerable inyección económica en beneficio de toda la colectividad. Hubo agua permanente, buena atención en hoteles y restaurantes y custodia policial, mas cuestiones elementales como el redondel del León, luego de largo tiempo aún no puede construirse. ¿Pereza o ceguera?

Señalamos el repartidor de tráfico del León, porque es el más importante camino para entrar a Esmeraldas o desviarse al sur. Ese trabajo debió hacerlo el Ministerio de Transporte y Obras Públicas hace mucho rato; o el Municipio del cantón Esmeraldas, o el Consejo Provincial. Pero nadie ha prestado atención al asunto en los últimos 40 años. Y no es que las autoridades de ayer y hoy no se hayan percatado de la necesidad de esa obra, que se puede financiar con 5.000 o 10.000 dólares, como máximo. Quizá con un poco menos si se decide ordenar la circulación de los automotores obedeciendo el tráfico mediante carteles, como existen en otros sitios del país y del mundo.

El lunes pasado estuvo a punto de ocurrir una tragedia, cuando una ambulancia que circulaba de Oeste a Este, quiso desviarse al norte, cuando un automóvil particular pretendió ir al Occidente, viniendo desde el Sur, menos mal que ambos choferes frenaron bruscamente y el vehículo que se supone conducía algún enfermo cedió el paso al carro pequeño. Si existiese el redondel y la señalización pertinente, este peligro no hubiese causado el susto que presenció el grueso de conductores y otros ciudadanos, por manera que el trabajo solicitado no puede tardar más. Para llevarlo a cabo no se requiere más de siete días, lo cual equivale a realizarlo dentro del presente mes.

Nos pareció excelente la programación musical en Las Palmas, así como las competencias deportivas, pero creemos que, si el Municipio promueve la instalación de un sistema de transporte liviano para pasear por los puertos comercial y pesquero y por el río hasta San Mateo, pasando por el sector del Cabezón y las islas fluviales, se habrá creado un complemento de diversión excepcional, como lo poseen Venecia, Róterdam, Lisboa, París y otros, con los beneficios que es posible imaginar.

Creemos que frente a los edificios públicos y a las diversas plazas y parques de la urbe no puede permitirse la instalación de negocios, por mucho amor que se le tenga a la gente y que se argumente que todos tenemos derecho al trabajo. Esto es verdad, pero debemos hacerlo en el marco de la Ley.