Seguridad

Los informes son preocupantes en la opinión pública, quienes hemos sufrido de inseguridad en carne propia podemos referirnos con indignación que es un asunto social el tomar reacciones por una vida digna y con seguridad.


A los tres días del asesinato de Juan Sánchez y al siguiente de la bomba en el Banco Pichincha, el fiscal provincial, Augusto Semanate, dio una cifra alarmante: durante 2015 se registraron en Cotopaxi 16 muertes violentas, y en lo que va de enero de 2016 ya van seis.


La delincuencia y el ambiente de inseguridad restringen lo cotidiano, deprime, indigna hasta al más indiferente, y la ciudad debe retomar su control con una política inclusiva y sobre todo responsable desde los entes gubernamentales y de seguridad. La impunidad debe también desplazarse con la decisión de la protección y la denuncia, los procesos no sólo deben develar a los responsables; el estado de conciencia real de que la ciudad adopta no sólo es de exigencias sino de visibilizar un problema social.


Lo avezado y extremo de las actitudes delincuenciales no tiene justificativo ni lo tendrán jamás, las vidas humanas vulneradas y cesadas no se recuperarán jamás, y esa triste realidad nos compete a todos como responsables, por eso es necesario que se tome partido en una cultura de paz y protección ciudadana.


La marcha impulsada desde la iniciativa ciudadana sea quien sea, el o la impulsadora, alienta a sumarse desde la protesta y la voz en firme de que somos gente y ciudad de paz –nunca de paso, descartamos el protagonismo político como un acostumbrado arribismo; el control el orden y la seguridad no solo se institucionaliza en la emblemática Policía Nacional está en el aporte cívico y ciudadano de la solidaridad, el buen vecino, y la protección por los más vulnerables.


El alcance de la violencia intrafamiliar también es un problema, el alcoholismo sigue saldando una mala costumbre, no se diga de los otros males que vulneran a niños y adolescentes, unirnos para protegernos es seguridad.