Inaceptable injerencia

Rodrigo Santillán Peralbo

“América Latina no necesita nuevos poderes imperiales que solo buscan beneficiar a su propia gente”, dijo el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, en una conferencia dictada en la Universidad de Austin -Texas- antes de empezar su gira por cinco países de América Latina, con la intencionalidad de ordenar al ‘patio trasero’ que rechace la presencia de Rusia y China y se alinee en su cruzada para derrocar al presidente Maduro de Venezuela, así sea con la ayuda de los militares para que propicien un golpe de Estado o con invasión armada.

Con esas palabras, Tillerson quiso decir que América Latina y el Caribe tienen más que suficiente con el poder imperial estadounidense y que, por tanto, no tienen para qué recurrir en busca de cooperación o ayudas de otros ‘imperios’. El discurso del jefe de la diplomacia de Washington es un regreso a la doctrina de la seguridad nacional de los años 60, a la política de la Guerra Fría, de la ‘zanahoria y el garrote’ y una grave amenaza para la independencia y soberanía con el uso de la doctrina Monroe de 1823 que proclamaba “América para los americanos”.

Esa doctrina fundamentó invasiones armadas en más de 100 ocasiones; la imposición de golpes de Estado que originaron gobiernos militares dictatoriales de carácter criminal y fascista que desataron violentas represiones que causaron millares de desaparecidos, torturados, encarcelados y ejecutados extrajudicialmente, la ocupación de territorios con bases militares y todo un sistema de neocolonización con pérdida de derechos humanos, libertades y democracia que proclama defender y que son recurrentes pretextos para desatar injerencias imperiales que son inaceptables y que merecen rechazo por hombres y mujeres verdaderamente libres y democráticos.