Deporte con amor y amistad

Por: EDGAR QUIÑONES SEVILLA

El domingo pasado se cumplió el cierre de los Juegos Olímpicos de Invierno Pyoengchang 2108 en Corea del Sur, a los cuales el alemán Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, calificó al deporte como el mejor agente para reunir a los pueblos del mundo y construir puentes seguros de nuevos horizontes. Noruega fue el triunfador con 14 medallas de oro y Ecuador que competía por primera vez fue uno de los últimos. Mas, eso poco interesa “porque lo importante no es ganar sino competir”.

Los Juegos Olímpicos que empezaron en 1896, gracias a la iniciativa del francés Barón Pierre de Coubertain, emulando a las competencias atléticas nacidas en Olimpia, donde cada cuatro años los griegos se enfrentaban para tratar de vencer en diversos deportes de la antigüedad. Los Juegos Olímpicos han llegado a constituirse en el acontecimiento más relevante del planeta y a él concurren representantes de todas las naciones, aunque no gocen de soberanía, como Puerto Rico y otras.

En Corea del Sur se han registrado hechos relevantes para la humanidad, cuando Corea del Norte se unió con su hermana anfitriona para desfilar como una sola delegación, jugar hockey sobre hielo como un solo representativo y hacer demostraciones de fraternidad como no ocurría desde 1953 cuando una contienda bélica los enfrentó y dividió en dos estados.

La prensa internacional ha destacado la presencia en la clausura de los Juegos, de lvanka Trump, hija del presidente de los Estados Unidos; del general norcoreano Kim Yon-chol, vicepresidente del Comité Central del Gobernante Partido del Trabajo, y del presidente surcoreano, Moon Jae-in, quien fue el anfitrión de la singular fiesta universal.

Aunque los vendedores de armas prosigan su tenebrosa tarea de enfrentar a naciones y hombres para ganar dinero por la producción de artefactos destructivos, aunque el Presidente de Estados Unidos de Norteamérica proponga entregar fusiles o metrallas a los educadores yanquis para impedir a estudiantes el uso de máquinas infernales, para agravar más el problema de la juventud descarriada del Estado más poderoso de la tierra; aunque otros dirigentes pretendan solucionar las controversias mediante el uso de la fuerza, la mayoría de los seres racionales quiere paz, amistad y competencias deportivas, antes que contiendas bélicas.

En cuanto a nuestro país, nadie se ha sentido molesto con la actuación de nuestro único representante, debido a que el deporte sobre hielo es casi desconocido en nuestro medio y el día llegará en que podamos triunfar. Pero de no ocurrir aquello, igual debemos sentimos triunfadores con haber hecho saber al mundo que existe un país llamado Ecuador, que lucha por compartir el agua, la tierra y el aire con sus hermanos de este excepcional planeta.