Ultrajes a la tercera edad

POR: Germánico Solis

Pareciera que la sociedad ha perdido los valores que hasta hace poco eran virtudes que accionaban la convivencia social. Las esencias normaban de tal manera el comportamiento de la población, que el resultado era la ética, la paz, la moral, era común el respeto y la solidaridad.

En las civilizaciones milenarias, incluso en las primitivas, los ancianos formaban los estamentos que dirimían temas trascendentales y orientaban, eran consultados sobre temas con espíritu jurídico, religioso, social y legislaban códigos que recogidos por la costumbre fundamentaron las posteriores leyes. Los ancianos fueron personajes que con el conocimiento y experiencia fueron consejeros y guías, ellos eran venerados y declarados sabios.

En nuestra ciudad y aseguraría que en el país entero, ciertos conductores de las unidades de transporte urbano, intercantonales e interprovinciales, ven con temerario desprecio a niños, personas especiales, y a quienes han llegado a la edad dorada. Las humillaciones son comunes, los insultos y vejámenes inducen ha creer que es un yerro haber llegado a la denominada tercera edad.

El motivo para este vergonzoso proceder por parte de ciertos choferes, es la tarifa del pasaje que alivia con el 50% a niños, adultos mayores y personas especiales, pues aparentemente estos pasajeros merman sus intereses; estas desvergüenzas lamentablemente son causadas por del dinero, él forja esos detestables maltratos. No es desconocido que aquellos conductores no ven con agrado las paradas donde están niños, o ciudadanos que caminan con dificultad, sencillamente no paran, y siguen oprobiosamente su camino.

Hay una denuncia escrita por parte de una ciudadana de la tercera edad, dirigida a la Empresa Pública de Movilidad del Norte, en la que con valentía señala el atropello que sufrió por parte de un chofer, especifica la unidad, la ruta, la cooperativa y describiendo el maltrato -a propósito de su edad- pide se aplique lo que dice el Código Integral Penal, en lo que se refiere a las Contravenciones del Transporte Público en los numerales 3 y 4. La ofendida espera el arbitrio que corrija ejemplarmente a quien malhiere a las personas de la tercera edad.