Por qué no cambiamos

JORGE ZAMBRANO ANDRADE

La corrupción es sin duda nuestro más importante negocio. Avanzamos sólo si coimeamos, podría ser nuestra bandera más enarbolada y más representada. Del avance que hemos logrado da cuenta el lugar que ha obtenido la policía, el abuso es su hermano gemelo.

Seguiremos padeciendo la mediocridad de los políticos, sus decisiones estarán nutridas por sus propios intereses. No importa el partido al que pertenezcan ni lo que digan; ellos persiguen una sola cosa: el poder que trae aparejada fortuna, puesto, esplendor y creer que están encima de todos. Todo el año próximo lo padeceremos. Ni ellos tendrán piedad de nosotros ni la sociedad les creerá sus tonterías. Las consecuencias de abusar por una parte de la palabra y no tenerles confianza por la otra nos llevará, como ya lo evidenciamos a perder calidad de vida.

En materia educativa nuestros estudiantes seguirán empleando métodos de enseñanza anacrónicos e insuficientes. Cualquier reforma que se quiera instrumentar pasaría obligatoriamente por el vientre del MPD.

Son cada vez menos quienes viven de la tierra. Ahora hasta el maíz y el trigo, vienen de fuera. Aquella idea convertida en programa sobre nuestra necesidad de ser autosuficientes no existe, se la ve como una leyenda demagógica.

Todas las astucias, trucos y mentiras imaginables serán puestos ante nuestros ojos y oídos por los aspirantes a gobernarnos, más de dos armarán actos de comedia musical y otros tantos sacrificarán a sus personas y equipos en transacciones vergonzosas.

La Iglesia y la televisión comercial continuarán siendo los artífices, tanto de la identidad como de la más amplia conciencia nacional extendida. Las tareas gubernamentales como las creativas y las que pertenecen al análisis crítico no podrán vencer las elevadas murallas que contienen los poderosos intereses de esos dos incansables mecanismos. El costo que a esos dos gigantescos acreedores hemos pagado puede ser constatado en el mediocre nivel de vida que acusa la mayoría de la población.

Nada trascendental cambiará, será un año duro, plagado de inconsistencias y ambiciones. La población verá encarecidos los bienes básicos y disminuidos sus ingresos.

[email protected]