El parto de los montes

Patricio Durán

La fábula de Esopo y su expresión «el parto de los montes» se refiere a aquellos acontecimientos que se anuncian como algo mucho más grande o importante de lo que realmente terminan siendo. Relata cómo los montes dan terribles signos de estar a punto de dar a luz, infundiendo pánico a quienes los escuchan. Sin embargo, los montes paren un ridículo ratón.

Durante la última década, la tan promocionada “revolución ciudadana”, resultó ser el parto de los montes, fue tal el estado de propaganda promocionando sus logros y hazañas que engatusó a muchos ecuatorianos desprevenidos, pero ahora vemos la realidad: corrupción galopante, endeudamiento irresponsable, deterioro de la institucionalidad, persecución a sus opositores, etc.

Está comprobado que el ex presidente Rafael Correa, es un clásico en toda regla. Como hombre culto le encanta la música clásica, la pintura clásica, la “política clásica» y la literatura clásica. Tan dado es a ésta última que debería dirigir y representar públicamente obras de los clásicos griegos como «El parto de los montes», parodiando al español Feliz María Samaniego –famoso por sus fábulas- quien en el siglo XVIII volvió a retomar “El Parto de los montes” con estos versos: «Con varios ademanes horrorosos/ la “revolución” de parir dio señales/ Consintieron los ecuatorianos temerosos / ver nacer los abortos más fatales./ Después que con bramidos espantosos/ infundieron pavor a los mortales/ esta “revolución”, que al mundo estremeció/ la corrupción fue lo que parió./ Hay “morenistas” que en voces misteriosas/ estilo fanfarrón y campanudo/ nos anuncian ideas portentosas/ pero suele a menudo/ ser el gran parto de su pensamiento/ después de tanto ruido sólo viento. Esto es para ti, Lenín / que aunque amenazas con grandes cirugías / no haces nada de lo que ansías».