Fuerzas morales

Otro escándalo de corrupción envuelve en estos días a la expresidenta Cristina Fernández, quien tendrá que responder ante la Justicia por denuncias de asociación destinada a cometer delitos.

Néstor Kirchner y ella gobernaron Argentina por doce años, en los que no faltaron acciones indebidas que están siendo investigadas. Causó escándalo internacional la noticia protagonizada por un exministro de ese régimen que intentó ocultar nueve millones de dólares en billetes, en un monasterio.

Especial interés producen en nuestro medio estas informaciones, debido a que, en pleno mandato de Rafael Correa, con bombos y platillos se desveló una estatua de Néstor Kirchner en la sede de Unasur, ubicada en la Mitad del Mundo, al norte de Quito. Si se considera que los monumentos son para exaltar los méritos de los seres humanos, como paradigmas de generaciones, brota una pregunta ineludible: ¿qué hace dicha estatua allí, si representa lo contrario a lo que, artificiosamente, quisieron representar y perpetuar?

Ecuador se encuentra conmocionado por lo que va descubriéndose como herencia de la década precedente, llena de prepotencia y podredumbre. Con alarmante periodicidad, salen a flote casos que realmente indignan por su número, audacia y cinismo.

El título del presente artículo es en rememoración de un argentino honrado, filósofo positivista, José Ingenieros (1877-1925), que escribió dos libros memorables: “El hombre mediocre” y “Las fuerzas morales”. Del primero, abundan especímenes en nuestra política; del segundo, prevalen sus sermones laicos, con enseñanzas de este tipo: “De seres sin ideales ninguna grandeza esperan los pueblos”. Es hora de que las fuerzas morales prevalezcan, como el mejor antídoto para la corrupción.

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