Justo y necesario

MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA

Quien no tiene aún en su memoria frescos los recuerdos de esos 48 segundos de aquel remezón que nos descuadró por completo; a partir de allí, nuestra forma de vivir es diferente, un poco más atentos, un poco más agradecidos, porque el hecho de sabernos con vida nos alegra los días. Es un hecho innegable, el 7,8 nos movió tanto, que empezamos a vivir más despacio.

Es cierto que la mañana del 17 de abril, muchos me incluyo, salimos a observar cómo quedó la ciudad y respiramos un poco más tranquilos pues sentimos que la tragedia nos pasó de lado. Sin embargo, un par de días después conocíamos la realidad de cantones como Muisne, Chamanga cuyas afectaciones aún no logran ni siquiera cuantificarse.

En aquella época, un energúmeno que fungía de primera autoridad de país amenazó a todo aquel que llorara y suplirá por ayuda. Quizá por ello nuestras autoridades locales en aras de no desatar la furia del anormal permanecieron distantes, boquiabiertas, como si su silencio les haría merecedores a una estrellita de buen comportamiento.

Me estoy enterando con mucho agrado que Esmeraldas ha sido tomada en cuenta para obras de reconstrucción y de reactivación económica; realmente es una gran noticia, no solo porque aquí también sufrimos y no solo aquel 16A, sino durante un año, ese año que empezó con inundaciones y terminó despidiéndose con temblores, los cuales no sólo minaron la economía del sector turístico sino también nuestros ánimos.

Siendo así, era justo y también necesario que nos regresasen a mirar; porque si bien es cierto ya las lágrimas dejaron de rodar, pero aún algunos no han podido levantarse y empezar a reconstruir nuestra Esmeraldas. No es tarea fácil, pero se puede ir empezando por lo básico, mejorar las vías y carreteras, servicios básicos de calidad en las zonas urbanas, incentivos productivos y el resto vendrá por añadidura. Es hora de sumar propuestas para que la reactivación llegue a todos. Esperemos no queden en ofrecimientos.

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