El IESS es de quien lo paga

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Un crecido número de investigadores ha llegado a la conclusión de que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) se halla en proceso de quiebra y que luego de poco tiempo sus afiliados, jubilados y otros beneficiarios no podrán recibir ningún servicio porque no hay dinero para cubrir los compromisos vigentes. Al parecer se ha descubierto el agua tibia y es posible que se recomiende -como en el gobierno de Sixto Durán- que la entidad se entregue a manos privadas para su administración.

Hace cerca de 50 años varios servidores del IESS hicieron conocer que los dirigentes sindicales de la entidad habían conseguido de los administradores que se les incremente los sueldos, a sumas superiores de los afiliados. Luego, lograron varios bonos por fiestas, creación del Instituto, vacaciones pagadas incluyendo a sus familiares, atención médica en el extranjero, adicionales de origen desconocido y otras prebendas. En esta misma columna hace 20 años dimos la voz de alerta sobre un proyecto de conseguir exageradas canonjías, con amenaza de agresión al periodista autor de la opinión. Sugeríamos entonces que se nieguen dichas demandas.

Ahora cuando se ha empezado a buscar soluciones para la posible quiebra del IESS, creemos que lo primero que debe hacerse es partir de la equidad y la justicia. Los “empleados de los empleados” no pueden percibir salarios ni beneficios superiores a sus patronos. Su sueldo debe estar al nivel de lo señalado en la Losep. Tratándose de una entidad pública no se justifica que los servidores del Seguro perciban privilegios que los dueños no tienen. El Estado puede proveer al IESS de todas las sumas que a los dirigentes jubilados se les ocurra exigir, pero nunca cantidad alguna satisfará las demandas que, a través del tiempo, se han ido agregando.

Recuérdese durante los años que el Estado transfirió sumas millonarias a la entidad, los jubilados no vieron incrementados sus pensiones de manera justa, ni siquiera en relación a la inflación, pero sí en cambio crecieron los sueldos de los empleados internos, agregándose dos o más préstamos hipotecarios, quirografarios y jubilación, más trabajo adicional inmediato para el renunciante y reincorporado. Los abusos que los sindicalistas del IESS han cometido contra el pueblo debe llegar a su final.

El cuento aquel de que se trata de conquistas obreras debe ser eliminado del programa esgrimido por tanto tiempo y llevar a cabo una reingeniería administrativa donde los fondos se administren en provecho de quienes lo merecen y no de aquellos que se valen de los vacíos de las leyes laborales para perjudicar a sus hermanos que sudan manos y cerebro para ganarse el pan de cada día.