Singularidad

Eduardo Naranjo Cruz

Singularidad, en astrofísica es aquello que no puede definirse en tamaño ni en peso, así se siente la última novela de Efraín Villasís, en la que, con un ritmo corrido del lenguaje, que a ratos suena a poesía, narra una vida sin límites, la del señor Horudi, quien siente su mundo con desesperación, porque está ahí y no lo puede cambiar.

Esta novela como diario personal critica nuestra sociedad y los entrames políticos que envuelven su accionar. Es la presencia del ser que desde adentro del sistema administrativo desespera y se revela ante tanta turbulencia y opacidad.

El autor, pensador de libre vuelo a través de su personaje expresa sus percepciones de una sociedad despanzurrada e hipócrita, en la que hay de todo y deja volar sus deseos interiores hacia el exterior de las páginas, describiendo la belleza de la naturaleza, el aroma del sexo, el sabor del erotismo, así como la imbecilidad de muchos y lo oscuro de una burocracia kafkiana que no logra avanzar en el tiempo.

“Cómo puede existir el cielo si no estoy yo” dice, haciendo del personaje un ser único en estos tiempos, convirtiendo a señor Horudi en una singularidad, porque no cabe en el espacio-tiempo. La novela da vida a un personaje extraño, sin embargo, el lector sumergido en las páginas de esta narración podrá identificarse, porque lo existencial del ser humano está ahí, frente a una sociedad deformada por el egoísmo y la ambición.

El extraño título de la novela ‘La sonrisa hueca del señor Horudi’ suena japonés, pero es la metáfora del mundo interior perdido en los laberintos de la urbe, personaje que se expresa libre pese a ser prisionero de la realidad, donde todas las pasiones aparecen y la maquinación política sigue impasible a las tormentas. Un interesante aporte editorial de la Casa de la Cultura.

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