Parteras, una herencia que no desaparece en Imbabura

Herencia. Ana Farinango (centro), de 73 años, proviene de una generación de parteras y después de 40 años de práctica quiere transmitir sus conocimientos.
Herencia. Ana Farinango (centro), de 73 años, proviene de una generación de parteras y después de 40 años de práctica quiere transmitir sus conocimientos.

La experta Ana María improvisa un consultorio para demostrar sus habilidades.

Redacción COTACACHI

Nancy Chávez, estudiante universitaria de contabilidad y auditoría, quien está embarazada, tiene fe de que su hijo llegará al mundo sin problemas gracias a las parteras.

Por otro lado, Tania Sánchez, quien cursa el segundo año de bachillerato unificado en la Unidad Educativa Nazacota Puento, de Cotacachi, hace una práctica real con una paciente. Ella observa con rigurosidad las enseñanzas, la preparación de las medicinas naturales, los movimientos que realiza con sus manos la partera.

Transmiten la herencia
La ‘comadre’ Ana María Farinango, como le dicen sus amigos, observa con alegría a sus alumnas de 17 años la voluntad de heredar su sabiduría.

En las clases, las medicinas naturales penden de una cuerda. Con facilidad, ella nombra las plantas con las cuales atiende a las embarazadas: gimbuvaca, lula negra, chilca blanca, chilca negra, culantro codrón, patucuyuyo, arrayán, hinojo, aliso, hierba mora, entre otras.

Se detiene, toma una porción de lana de borrego y explica que luego de untar grasa de cuy cubren la barriga para evitar los resfríos.

Unas 15 hierbas diferentes se utilizan para preparar algunos brebajes que, durante dos semanas, después del parto, deben tomar en horarios estrictos.

TRADICIÓN. Tania Sánchez (izquierda), después de sus clases, acude donde Ana María para aprender a ser una excelente partera.
TRADICIÓN. Tania Sánchez (izquierda), después de sus clases, acude donde Ana María para aprender a ser una excelente partera.

“Con nuestros conocimientos y la elaboración de remedios con base a plantas se recuperan pronto, los niños crecen sanos. Ya se han casado y hasta tienen más guaguas”, manifiesta con orgullo Farinango.

“En la comunidad San Pedro (Cotacachi) casi todos han pasado por mis manos desde los primeros meses de gestación hasta que salieron del vientre de sus madres”, asegura con sus palabras mezcladas entre el kichwa y el español.

Cuenta que ninguna de sus hijas quiere aprender las habilidades y conocimientos de partera, porque en las noches tienen sueño, hora en la cual la mayoría de casos son atendidos.

Experta. La partera explica a la paciente sobre el procedimiento que realizará en el momento del parto.
Experta. La partera explica a la paciente sobre el procedimiento que realizará en el momento del parto.

Atención en partos
Nancy Chávez espera recostada en una estera, cubierta con una cobija liviana hasta que Ana María llegue.

“Es una tradición en la que toda mi familia cree. He acudido a ella desde hace ocho meses, espero que los primeros días de mayo nazca mi bebé. Hasta el momento no he tenido ningún inconveniente y por precaución he acudido al hospital. Todo lo que me han dicho las enfermeras le he trasmitido a la partera y lo que me dice también le informo al médico, pero tengo más fe en la ‘comadre’ Ana”, expresa con alegría.

Y prosigue. “En el primer eco que me hice, el médico me comentó que era una niña, pero luego me aseguró que era hombre y en esos mismos días la partera, sin que conozca nada, ya me aseguró que es un varón. En un inicio, la señora me atendía cada 30 días, pero ahora que ya se aproxima el parto me revisa cada ocho días”.

“Para qué voy a mentir, creo más en la partera que en el hospital y por eso todo está preparado para dar a luz en mi casa. Pesa más la cultura de nuestro pueblo kichwa”, concluye.

Quiere profesionalizarse y seguir con el legado
Tania Sánchez manifiesta que Ana María “ya tiene su edad” y aprovechará todos sus saberes. “Gracias a la educación intercultural bilingüe nos permiten, como parte del aprendizaje, reforzar nuestros conocimientos ancestrales. El éxito está en aprender de la educación occidental y nunca perder nuestra cultura”, señala. (CHRW)