LIBER ANDRADE SALAZAR
De la provincia, Ecuador y el Mundo; su día clásico pervive en el seno de todas las familias; su accionar físico e intelectual constituye el motor que mueve y dinamiza la economía de los pueblos. El discurso de los trabajadores será hoy más plazas de trabajo, estabilidad, salarios justos y dispuestos a desterrar la corrupción, politiquería y enfermiza acción de iluminados que creen tener derecho para salvar la democracia.
La ONU aprobó en septiembre de 2015 la Agenda 2030 con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre las cuales la No. 8 promueve el trabajo decente y crecimiento económico, donde básicamente debe lograrse el empleo pleno, trabajo decente para hombres y mujeres, incluidos los jóvenes, personas con discapacidad, igualdad de remuneración por trabajo de igual valor.
En ese contexto América Latina y el Caribe deben preparar su hoja de ruta, debiendo inmiscuirse activamente trabajadores, sectores sociales y Estados para su implementación. Ecuador en decreto ejecutivo No. 371 de abril 18 de 2018, recién declara como política pública la adopción de la mentada Agenda, advirtiéndose de antemano en su artículo primero una solapada exclusión de los trabajadores.
Entonces, es de esperar que desde el lado del ejecutivo y legislativo la respuesta a las aspiraciones de los trabajadores y ejecución de la Agenda 2030 no se convierta en simples anuncios de más trabajo, flexibilización laboral a ultranza y, apoyo al emprendimiento cuando ni siquiera tenemos una ley en concreto. Tampoco podrá considerarse a los jóvenes y mujeres como sectores de especial atención laboral, ya que se convertiría en propuestas demagógicas, populistas y electorales; deberá actuarse y normarse para todas las personas trabajadoras de modo inclusivo, donde obviamente deben estar los sectores indicados.