Conmoción

CARLOS CONCHA JIJÓN

Es lo que ha ocasionado la vileza con la que actuaron los criminales, sin justificación alguna, al quitar la vida a siete ecuatorianos; actuaron cobardemente llevados por una furia bestial, por la captura de muchas toneladas de droga, que representa el sustento económico de las mafias internacionales, que sin el más leve pudor han destruido y destruyen miles de vidas de niños, jóvenes y adultos en el mundo entero.

Podemos manifestar que es normal que haya conmoción en el país, por estos crímenes de lesa humanidad, porque el miedo es afín a las personas, porque conocemos de la actitud despiadada de estas bandas llenas de virulencia criminal, porque sabemos que no conocen la clemencia y sucumben en la irracionalidad. Por el contrario, la colectividad responde a normas en un marco de justicia, cordura y sensibilidad.

En este momento es la tristeza, que como sombra nos cubre, siendo nuestros sentimientos que a manera de protestas y lamentos amortiguan un tanto el dolor que nos aflige; sin embargo, también es el momento en que debemos reponernos de esta desgracia, para normalizar nuestro temple emocional y volver a la normalidad.

Conscientes de estas horas trágicas, dolorosas, tenemos la obligación moral y cívica de fortalecernos emocional e institucionalmente en una inquebrantable unidad nacional. Al reconocer que el mayor impacto está dado en los hermanos que viven en la zona norte, San Lorenzo, Eloy Alfaro, zona del Mataje, Sucumbíos, etc., obliga a las instituciones seccionales y Gobierno Nacional, llegar con el auxilio necesario, sobre todo programas de reactivación económica, en especial incluyente a la colectividad más necesitada.

Incluso, brigadas de psicólogos que ponga en práctica un trabajo que coadyuve a bajar las tensiones, pues, resulta un imperativo, luego de esta tempestad del miedo, recobrar la tranquilidad a fin de volver a nuestra vida cotidiana, que nos permita fortalecer nuestro ego para vencer la intranquilidad, para vivir en paz.

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