MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA
MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA
A su llegada al poder, Lenín Moreno, prometió realizar una cirugía mayor a la corrupción. Es así como se propuso la realización de una consulta popular que, entre otras cosas, consultaba al pueblo la aprobación para sancionar a un funcionario o servidor con la pérdida de sus derechos políticos si fuesen sentenciados como culpables de delitos de corrupción. La respuesta fue contundente, alrededor del 75% de los ecuatorianos votó apoyando esta moción.
A partir de allí se vienen realizando una serie de acciones tendientes a determinar quiénes o qué funcionarios han estado inmersos en casos de corrupción. Tenemos, por ejemplo, el caso de Jorge Glas, vicepresidente del anterior y del actual gobierno, quien por ahora se encuentra preso, pero a quien cada día se le otorgan mayores facilidades y un proceso que terminará con una palmadita en la espalda y posiblemente la realización de una plana de 20 líneas en que se repita “no dejaré pistas”.
La década pasada se constituyó en 10 años de saqueo institucionalizado y ante una declaración de cirugía mayor se debe conocer, primero, la realidad del robo, cómo fue, quiénes estuvieron inmiscuidos, a cuánto ascendió; solo así se podrá extirpar el cáncer que la corrupción representa y allí sí podríamos ver caer cual castillo de naipes aquellos que alguna vez se pensaron impunes y todos poderosos.
Pero la principal cirugía que debe realizar Moreno es y será extirpar de su gobierno a todos aquellos que fueron parte del séquito de Correa, porque vemos que él es quien aún mueve sus peones al son de sus necesidades, se siguen viendo en los ministerios y muy cerca del poder a quienes tomaron grandes decisiones en pro del correísmo.
No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague, este adagio nos viene muy bien por el momento que estamos viviendo. Pero, hay plazos que ya se vencieron y si desde el gobierno se sigue evitando acabar con el correísmo, éste será quien lo termine a él.