Niños a estudiar, obreros a barrer

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

La tarea de limpieza diaria de las aulas de los centros educativos del país, correrá a cargo de los estudiantes de los niveles inicial y medio, denuncia Diario La Hora de Esmeraldas, en primera página de su entrega del lunes 14 de mayo, porque así lo han convenido en el contrato colectivo vigente desde agosto del año anterior, entre el ministro de Educación, Fánder Falconí y los dirigentes del gremio de Trabajadores de esa Cartera de Estado. “Absurdo e inaceptable”, han dicho los padres de familia.

Anota la noticia que los antiguos conserjes, ahora denominados auxiliares de servicio de la educación, solo están obligados a verificar eliminación de basura en patios, corredores, baños, oficinas, custodia de puertas y acciones de mensajería, el aseo de las aulas correrá a cargo de los niños y jóvenes, quienes deberán poner en fundas los desechos para que los auxiliares los trasladen donde crean conveniente. En buen romance, los estudiantes antes de aprender a leer y escribir, deberán adiestrarse en el manejo de la escoba, la pala y otros instrumentos requeridos para la recolección de desperdicios. Increíble pero cierto.

Lo convenido entre el Ministro de Educación y los directivos de los auxiliares de servicio debe derogarse de inmediato. Los niños y jóvenes no van a escuelas y colegios a aprender a barrer. “La tarea de los estudiantes es estudiar”, diría Salvador Allende, médico, catedrático y presidente de la República de Chile. Se refería a la enseñanza-aprendizaje de la ciencia, tecnología, arte, etc. no a actividades que se encarga a personas o empresas para cubrir las necesidades que se presentan en los planteles educativos de los diversos niveles.

Si el Ministerio de Educación considera que barrer las aulas es mucho trabajo para los obreros que contrata, lo pertinente sería que incorpore a un número mayor de personal, para que un grupo realice unas tareas y otros lleven a cabo operaciones distintas, de modo tal que todos los requerimientos se hallen satisfechos. De ninguna manera entregarles tareas de limpieza de las aulas a los menores.

Los obreros de una sociedad se merecen toda consideración y estima, sea cual fuese la tarea que se les haya asignado, mas restarle responsabilidades para obligar a los estudiantes de cualquier nivel a cumplir lo que no les corresponde, es un error inexcusable que nadie tiene atribución de cometer. Los niños y jóvenes deben mejorar sus conocimientos en ciencia, arte y tecnología; emprender labores en el campo de la investigación, pero no es pertinente agregarles trabajos de limpieza de aulas o patios. Eso es inaceptable.