Nicaragua lucha por libertad y justicia

CARLOS CONCHA JIJÓN

En Nicaragua se ha creado un estatus beligerante entre el pueblo y el gobierno dictatorial de Daniel Ortega, rememorando la lucha histórica de Augusto Sandino, que fue respaldado por los campesinos, contra la ocupación extranjera y la dictadura de Somoza.

En cierto modo hoy existe una guerra del pueblo nicaragüense contra Daniel Ortega, su esposa Murillo que oficia de vicepresidenta, el clan familiar y la élite de su gobierno dictatorial. El pueblo de Niquinohomo, que fue baluarte de la lucha sandinista, hoy se levanta contra el sátrapa, que como gobernante de la república de Nicaragua, ha hecho sufrir al pueblo nicaragüense, con períodos largos de dominio, exteriorizado a través del despotismo, respaldado por el ejército y la policía, que reciben canonjías, impuestas como reglas de juego miserables, para permanecer en el poder. Ortega traicionó la revolución sandinista.

Este tipo de gobierno generalmente se camufla en una supuesta democracia, para luego desarrollar su faceta de dictador, manteniendo siempre una fórmula empastada de tiranía. La verdadera lucha con los ideales de liberación sandinista, ha renacido, para enfrentar al dictador. Las calles de muchas ciudades de Nicaragua se encuentran con barricadas luchando por la reivindicación nacional, al grito de fuera Ortega, viva la libertad y la democracia.

Los campesinos, estudiantes universitarios, el pueblo y una convocatoria de la iglesia católica, reclaman justicia y la salida del poder del clan Ortega que representa para el pueblo nicaragüense un nido del espanto y la desolación, impuesto por el socialismo siglo XXI; ese mismo socialismo opresor que destruye criminalmente a Venezuela y que tanto daño le hizo a nuestro país.

De la misma manera que en Venezuela, Ortega recurre al diálogo hipócrita, para burlarse del pueblo, una trampa para el engaño. Ortega se ha nutrido de la riqueza petrolera del pueblo venezolano, entregada por Chávez y Maduro, para enriquecerse, comprar armas, asesinar al pueblo y mantener a la colectividad en un estatus de miseria.

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