A propósito del ‘Yo leo’

MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA

“Es puerta de la luz un libro abierto”, así inicia un lindo poema que tuve la suerte de leer de niña. Este poema que habla sobre el estudio y sobre las innumerables oportunidades que tienen las personas que acogen a la lectura como un buen hábito, también nos menciona el hecho cierto de que aquellas personas que leen y estudian, jamás serán vulneradas en sus derechos, por el simple hecho de conocerlos.

Porque el desconocimiento nos hace cómplices del fracaso, nos lleva por la senda del olvido, y la ignorancia; pero, así también y que quede claro, no nos exime del cumplimiento de las leyes. Este programa del ‘Yo leo’, abanderado por el ministerio de educación y ejecutado por todas las escuelas del país, debe ir más allá de celebrarse durante dos días al año, porque la lectura debe ser una actividad que se les inculque a los niños desde pequeños, para que no se sienta como una carga o una imposición.

Demostrar los beneficios de la lectura es sencillo, porque quien entra en un libro, descubre mil mundos, cientos de historias fantásticas, se informa e incluso quizá una de las más importantes que es conocer otros puntos de vista y así desarrollar la tolerancia y el respeto a las ideas diferentes. Leer es jugar y divertirse, porque quién dijo que la lectura debe ser sólo de textos académicos; leer es descubrir la poesía, la música, dibujar con letras una historia que nos transporte a querer saber más.

“Estudia y no serás cuando crecido, ni el juguete vulgar de las pasiones, ni el esclavo servil de los tiranos”, rezaba el final del poema de Calixto Pompa, con el que he ilustrado e iniciado este escrito, este último verso lo recitó durante un año quien fuera mi profesor de matemáticas, cada día al entrar a clases y estoy segura de que esta enseñanza caló profundo en la mente de sus estudiantes, pues en él nos conmina a nunca dejar de aprender.

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