Sin barreras

Franklin Barriga López

Las libertades de pensamiento, expresión y prensa se enmarcan en derechos sustanciales para el adelanto de la humanidad. Está fresca la memoria del mandatario que, increíblemente, atacó a la prensa, durante la década que duró su gobierno, en clara demostración de abuso de poder.

Llegó al extremo de regodearse por los insultos a respetables comunicadores, a más de presentar demandas para alcanzar beneficios económicos; rompió, públicamente y en varias ocasiones, ejemplares de la prensa libre y pluralista, como lo es Diario La Hora. Si fue capaz de llegar a esos extremos, ¿qué hubiera acontecido si proseguía aquel régimen del cual van descubriéndose alarmantes casos de arbitrariedades y corrupción?

Para consolidar la vigencia de las libertades públicas y los derechos humanos, la Conferencia Hemisférica sobre Libertad de Expresión, llevada a cabo en México D.F., el 11 de marzo de 1994, expidió la Declaración de Chapultepec, llamada así por cuanto este acto se cumplió en el emblemático castillo de la metrópoli azteca.

Diez principios integran ese magnífico documento; subrayo el primero: “No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de éste no es concesión de las autoridades, es un derecho inalienable del pueblo”. En el décimo, se contempla: “Ningún medio de comunicación o periodista debe ser sancionado por difundir la verdad o formular críticas al poder público. La lucha por la libertad de expresión y de prensa es una causa esencial para la democracia”.

Debe desparecer la ‘ley mordaza’, a la que en tiempos del correato combatimos. El actual régimen, que ha dado positivo giro de timón, debe suscribir, cuanto antes, si aún no lo ha hecho, la mencionada y dignificante Declaración.

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