POR: Rocío Erazo Benavides
El día de ayer, en Ibarra, se entregó una muy merecida condecoración a un ibarreño de cepa, donde ha forjado su carácter y dedicación por las leyes. Oriundo de San Antonio de Ibarra, nació y creció en una familia humilde, con carencia de recursos económicos, que no fue obstáculo. Se educó en el Instituto Rosales de los Hermanos Cristianos y en el Centenario Colegio Sánchez y Cifuentes, sus estudios superiores los realizó en Quito, se graduó con honores como Doctor en Jurisprudencia en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), en los años de 1958, se convirtió de inmediato en un catedrático, que lo formó como un prestigioso profesional.
Su ascenso, fue notable, ya que siempre su ideología fue clara, como profesional y como ser humano defendió las causas sociales, a los trabajadores y a quienes no tenían el recurso llamado dinero. Fue nombrado decano de la Facultad de Jurisprudencia y luego Vicerrector. Mantuvo bien claro la defensa por la democracia y en los años 70, que se vivía una época de dictadura, su decidida participación no lo hizo dudar ni un momento en afiliarse al Partido Conservador, y luego de ser perseguido, lideró la conformación del Partido Democracia Popular en alianza con el Partido Populista Concentración de Fuerzas Populares, alcanzando un escaño en el Congreso Nacional en 1978, seis años más tarde fue candidato presidencial.
En 1993 se desvinculó de Democracia Popular, su camino lo ha seguido en centro – izquierda y 1997 se convirtió en asambleísta constituyente, que co redactó la carta magna de 1998, donde se reconocía derechos colectivos de grupos indígenas y afrodescendientes. Son 50 años y más, de notable trabajo como abogado, constitucionalista y experto en derecho laboral. Hoy a sus 86 años se encuentra en los corazones de muchísimos ecuatorianos, que sentimos orgullo que se esté devolviendo la justicia a Ecuador después de 10 años de aparente desarrollo y justicia.
¡Felicitaciones!