Kim y Trump, los mejores amigos

El martes se llevó a cabo una cumbre muy esperada, aunque llegó por sorpresa. El presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, y el de EE.UU., Donald Trump, se reunieron en Singapur para negociar la desnuclearización de la península coreana. Muchos eran escépticos sobre esta cita, pese a la reciente cumbre entre Kim y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in.

Los escépticos tenían motivos: Corea del Norte había roto el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares al menos tres veces desde 1990, del cual se retiró durante el gobierno Kim Jong-il, padre del actual presidente. Este último, que asumió el cargo en 2011 con menos de 30 años, buscó por la vía de la intimidación, afirmarse en el poder.

Por ello condenó a muerte a su tío, el segundo a bordo en tiempos de su padre. Lo mismo con su hermano mayor, heredero hasta que le encontraron en China con un pasaporte falsificado. Desde 2016 empezó una estrategia de disuasión internacional enviando misiles sobre Corea del Sur, Japón y la isla estadounidense de Guam; hizo varios ensayos nucleares, el último en septiembre de 2017, con la bomba más potente hasta el presente.

Trump, con su estilo agresivo, amenazó a Kim por twitter advirtiendo que, si no finalizaban los ensayos nucleares y los misiles, se produciría una arremetida que “Dios no quiera que suceda”. Kim respondió sin amilanarse. Ahí es donde entra el presidente de Corea del Sur, Moon, invitando a Corea del Norte a las Olimpiadas de Invierno donde, fuera de todo pronóstico, participaron ambas coreas bajo una misma bandera. Desde allí todo fluyó, dándose dos cumbres entre presidentes coreanos y la cumbre Kim-Trump, pionera, histórica, luego de la cual Trump ha emitido generosos comentarios de Kim.

Sostengo que esto ocurre en vista de la desastrosa situación económica de Corea del Norte, con un 70% de la población sufriendo malnutrición. Hay un actor fundamental, aunque silencioso: China, cuyo modelo económico tratará de emular Kim. No estamos frente a un escenario de reunificación de Corea, aún no.

Kim negocia no ser invadido y recibir apoyo económico, abriéndose al mercado, pero con el gobierno del partido, lo que le aseguraría seguir con la dinastía y sobrevivir en el poder. El tiempo lo dirá. La geopolítica y las relaciones económicas internacionales cambiarán, dándoles, aún más, el sello del este del Asia. El nuevo Canciller ecuatoriano debe mirar hacia allá.

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