Viva mi ciudad!

LIBER ANDRADE SALAZAR

No nací aquí, soy un migrante más de Manabí que en 1968 mi familia se radicó en la parte rural, en aquel tiempo cantón Santo Domingo, provincia de Pichincha, hoy orgullosamente provincia Santo Domingo de los Tsáchilas; desde entonces aprendí a quererla, amarla y respetarla.

Por esos tiempos recuerdo, la arteria urbana central era la Av. 3 de Julio, destacando a lo largo de ella, la “Y” del Colorado que era el sitio de embarque y desembarque de propios y extraños que llegaban a la ciudad en rancheras y pocas unidades cubiertas-buses; luego el cementerio central que albergaba los cuerpos de aquellos colonos que dieron sus esfuerzos, conocimientos, patrimonio y lucha por hacer crecer a esta noble ciudad; más arriba se encontraba el Mercado central a donde acudían sus habitantes urbanos y más que todo los del campo incluidos nuestros hermanos Tsáchilas que, en los días sábados y domingos eran infaltables, trayendo sus productos agrícolas, guantas, guatusos, gallinas, a vender y de regreso llevaban la carne de res, pescado salado y otros alimentos de primera necesidad para su subsistencia; y, arriba estaba el Parque Central, a su alrededor la Iglesia, el poder ejecutivo local y varias oficinas de Cooperativas de Transportes.

Mi educación primaria fue en la entonces parroquia de Buena Fe-Los Ríos; el Colegio, ciclo básico en el Técnico “Julio Moreno Espinosa” y diversificado en el “Santo Domingo de los Colorados”, dos instituciones fiscales muy respetables; migré a Quito a estudiar Leyes en la Universidad Central del Ecuador y regresé a mi ciudad; aquí estoy en su seno amándola, respetándola y de una y otra forma coadyuvando en su crecimiento vertiginoso. Hoy, 3 de julio de 2018, con orgullo de grandeza que tiene esta peculiar tierra, digo: ¡Viva Santo Domingo! No se diga más.

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