Generación Y

César Ullóa Tapia

Para comprender a los ‘millennials’ o Generación Y hay que correrse de los lugares comunes, de esas ideas prototípicas que etiquetan a los segmentos de la población. El debate tiene que ser, necesariamente, contextualizado. Para comenzar, esta palabra es una definición demográfica propuesta por Neil Howe y William Strauss quienes explican las connotaciones sociales, económicas y culturales del cambio generacional que se produjo a umbrales del siglo XXI.

Los ‘millennials’ son herederos de la tercera ola de democratización. En ellos se condensa el acumulado de las luchas históricas de las generaciones anteriores por la progresividad de los Derechos Humanos, civiles y políticos. Eso explica, en gran parte, la apatía que tienen por la política, ya que en sus registros históricos no está la dictadura o gobiernos de corte autoritario.

Sin embargo su desinterés se agudiza, porque en varios países la democracia no se fortaleció y, en algunos casos como en América Latina, la corrupción es un azote diario y hay una vaciedad de referentes. La impunidad abona la desafección.

No obstante, este segmento de la población se adscribe a varias causas como la defensa del ambiente, debido a la depredación que dejaron como herencia las anteriores generaciones de los ‘baby boomers’ y la Generación X. A esta, se suma la lucha por el derecho de los animales, el respeto a las preferencias sexuales diversas y las minorías, algunas de ellas expresadas como tribus urbanas. Bajo este criterio, los ‘millennials’ luchan por la progresividad de los derechos sociales, la maximización de las libertades y resisten cualquier práctica jerárquica.

Pese a que el debate sobre la Generación Y ha puesto mayor énfasis en los usos y hábitos de consumo de la tecnología, internet y las redes sociales, esto no es un tema exclusivo de los ‘millennials’, porque la realidad da muestras fehacientes que la humanidad está condicionada por una economía posindustrial que configura la sociedad de la información, el conocimiento y la comunicación. Y en ese proceso, la tecnología no puede quedar fuera.

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