Los huérfanos de Alianza País

Salvatore Foti

Alianza País (AP) se alista para confrontarse en la enésima contienda electoral que se celebrará en el 2019. Pero lo que hace falta preguntar es qué queda de AP, ¿está en capacidad de ganar? El movimiento ha implosionado y esto es innegable. Y lo que queda de él, son escombros de veneno y envidia. Resulta difícil, a pesar de tener nuevos representantes, que se le pueda reconstruir sobre las ruinas de la traición.

El movimiento no tiene líder ni mensaje, tampoco una identidad que pueda atraer a los votantes. Es más, los militantes de AP se quedaron sin voz y sin voto. Sin embargo, a estos “huérfanos” no podrá llegar ni recurrir cualquiera de los actuales protagonistas políticos. Muchos de ellos siguen encarnando el 30% de voto duro de Rafael Correa que, sin estar en el país, tiene muchos más seguidores de lo que las encuestas afirman.

Mientras, muchos otros votos están a la espera de que comparezca un nuevo líder de la izquierda ecuatoriana, ya que el actual Ejecutivo no tiene nada que ver con la izquierda ni con sus exvotantes.

Para las elecciones de 2019, cuando se elegirán a alcaldes, prefectos y los nuevos miembros del Consejo de Participación Ciudadana, habrá una fuerza ya derrotada cuyas iniciales son AP. Y otras que acabarán con sus aspiraciones aun antes de empezar. La derecha, que hoy ostenta una gran mayoría, está más fragmentada que la izquierda y podría hacerse daño a sí misma.

Los votos irían tanto al PSC como a Creo. No representan, necesariamente, una misma visión o unos mismos intereses. Por otro lado, surgirán nuevas fuerzas políticas que se alejarán de los bancos y de las empresas y, como es tradición, pueden dar sorpresas y devolver el país al caos. Esperemos que se deje de hacer politiquería y se empiece a pensar en cómo mejorar la economía, crear fuentes de trabajo y hacer política pública en beneficio de la ciudadanía.

Esto debería hacerlo justamente Moreno, quien en cambio parece el único en desinteresarse en la próxima contienda electoral. Las razones, por ahora, son desconocidas, pero es evidente que, de todo esto, los más afectados son AP y sus componentes.

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