Propaganda costosa

Eduardo Naranjo Cruz

Se creía que el poderoso sistema de propaganda del antiguo régimen había desaparecido la verdad no es esa. Se creó una nueva estructura de administradores que permean a la sociedad ecuatoriana por todos los lados, ya que, siendo un instrumento de poder para los políticos, cuyos intereses tienen prioridad de existir, continúan navegando.

Los costos de propaganda, como en otros temas, deben tener una lista de estándares que permitan a los fiscalizadores saber si es adecuado un precio o si hay un atraco afianzado en las formas de selección de empresas que prestan estos servicios.

Estas “organizaciones” fabricantes de persuasión, generalmente actúan sobre bases falsas, siendo claves para los negocios y obviamente la política donde se percibe el uso de diferentes métodos: entrevistas pagadas, difusión de rumores falsos, spots o cuñas, encuestas, etc.

Tratándose del Estado, donde los funcionarios menores están sujetos a disposiciones superiores, firmarán a riesgo de las leyes de la administración pública. Ocurren las cosas y se hacen contratos con empresas, muchas de papel, para realizar productos con costos elevados, es allí donde la vieja maquinaria sigue dominando con antiguos contactos que permanecen dentro de la administración actual, a los que se soborna o amenaza y el contrato sale en favor de los anteriores dueños del dominio, truco con el que siempre ganan.
Lo peor es que la mayoría de esta propaganda es inútil, en el sentido de no servir para educar al público, de tal forma que es uno de los rubros que el actual gobierno debe reducir a cero, aunque alcaldes y prefectos no hagan caso de ello y sigan promoviendo su obra, si la tienen, para lucrar en las próximas elecciones, a las que el ciudadano acude por obligación, pero casi nadie por convicción.

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