Los ‘milénicos’

Manuel Castro

Mucho de lo que hablan los jóvenes -aunque no les oigan- después lo realizan. El cambio es la evolución para la supervivencia. Existen estudios -a los que pocos acuden- que analizan sobre lo que piensan los jóvenes. Al contrario de lo que los adultos creen, poco hablan del sexo, lo viven. El ejemplo de padres agotados por el trabajo “para dar una vida mejor a los hijos” les disgusta como modelo, pues les ha dado la impresión de que el trabajo no es una actividad feliz, sino que ha producido una generación de padres ausentes expertos en quejas. El joven no es hipócrita, quiere disfrute, en toda época.

Lo estimulante es como ven la política, teniendo en cuenta que, por el avance de la tecnología, tienen una casi completa información de lo que sucede en el mundo. De ahí que no esperan mayor cosa de los gobiernos, lo que indudablemente conducirá a que los futuros políticos comprenderán que su misión será servir y pocos se creerán -ojalá- providenciales. Han visto que el populismo ha sido un fracaso, por lo que los dirigentes se reinventarán. Desaparecerán los Putin, Trump, Maduro, Erdogan, y aparecerán los servidores. Entonces los estudiantes estudiarán, los periodistas investigarán. El mundo tal vez no será mejor pero evolucionará en lo social y emocional.

Los jóvenes -que ya no lo serán- exigirán que la empresa, los trabajadores y el gobierno, en ese orden de importancia, se pongan de acuerdo, para no perder el tiempo y vivir en asonadas, desfiles belicosos y represiones al estilo de Venezuela, Nicaragua, Siria.

Como siempre triunfará la disciplina, la consistencia en armar procesos y la creatividad. Los emprendedores -de los cuales hoy solo se habla- serán los reyes del mundo, los otros reyes quedarán para la historia y los cómic (desgraciadamente ese es el destino de la gran Literatura escrita).

La conclusión es que el líder no el mesías tendrá que arreglar los problemas y el resto buscar soluciones a la vida, pues ya tendrá drones, combustibles alternativos y reciclables, autos que se manejan solos, robots amorosos. Como siempre: Dios nos dará lo que necesitamos no lo que queremos.

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