Adiós P. Nelson

Luis Fernando Revelo

“La muerte no es la nada/ sino para la chispa transitoria,/ cuya luz ignorada/ pasa sin alcanzar una mirada/ a la pupila augusta de la historia”. Así subrayaba el poeta Acuña.

Y por supuesto que pasa a la pupila augusta de la historia el Padre Nelson Bolívar Cárdenas, odm. Él siempre habló de esta realidad enfocada en el Libro del Eclesiastés “que siempre hay un tiempo para vivir y un tiempo para morir”. Presentía el final muy cercano. Conoció el secreto de la “vida vivida”, como decía Curzio Malaparte. Vivió a plenitud, hasta cuando los avatares y reveses de la vida golpearon reciamente su envoltura terrenal.

Al Padre Nelson lo conocí ya en la edad provecta, ese período de madurez por el oro crepuscular del sol poniente, en que la vida adquiere la plenitud del fruto sazonado. Advertí que estaba frente a una enciclopedia de experiencias, un archivo de pensamientos y recuerdos, un depósito de sabiduría, una mina inagotable de conocimientos. Fue maestro, en la amplitud del concepto señero, Rector del Colegio San Pedro Pascual de Quito, del Tirso de Molina en Ambato, Provincial de los Mercedarios, Diplomado en Parasicología, Supervisor educativo, Administrador de bienes canónicos, etc.

Llegó a sus 82 años de proficuo tránsito vital, 38 de los cuales los vació íntegramente en el colmenar apostólico de la Pastoral penitenciaria. De ahí su última obra que tuvimos el privilegio de presentarla, como testimonio de su espíritu férvido y lúcido. Trocó su vida en ofrenda constante y sacrificada por sus hermanos privados de libertad. Una parte de la historia de la gloriosa Comunidad mercedaria, se va con Nelson Cárdenas. Se fue cuando celebrábamos la fiesta de San Juan María Vianney, el Santo prisionero del confesionario. Descansa en paz, querido amigo.