De ojos y miradas II

En el artículo anterior se había indicado que los estudiosos de la fisiognomía hacen referencia a la importancia de los ojos en la comunicación no verbal, la intimidad y cercanía que ofrece su observación y en lo mucho que se puede expresar y comprender. Generalmente los ojos y las miradas tienen una evocación romántica, pero también podemos encontrar otras referidas a aspectos como la inocencia y la curiosidad.

Algunos fisonomistas han determinado que los ojos redondos corresponden a personas ingenuas y en las que se puede confiar; los ovalados son de joviales y sagaces, y los oblicuos, de las independientes y retraídas. Los muy abiertos definen a quienes son confiados, sinceros y leales con los demás; los pequeños y redondos indican debilidad y candidez y, en general, son de personas desafortunadas y desprendidas

Los ojos saltones son de extravagantes, malgastadores de su tiempo y su dinero, inconstantes en sus tareas y de buen corazón; mas ¡ay de los que los tienen hundidos y su mirada es inquietante y lejana!, pues son suspicaces, embusteros, celosos, coléricos, resabiados y también de malas costumbres.

Los ojos sin fuerza denotan codicia, envidia, holgazanería, indiscreción y torpeza intelectual. Quien mira con descaro y sus párpados siempre están abiertos es impío, carece de conciencia, y puede ser un impostor y aun cosas peores; los que guiñan los ojos y parpadean mucho son incrédulos, taimados y presuntuosos. Con frecuencia, los ojos estrábicos son de envidiosos, mentirosos, pendencieros, crueles, orgullosos, fanáticos e hipócritas.

Quienes tienen los ojos de buen tamaño, bien dispuestos, brillantes y con bellos párpados son de carácter fuerte, recto juicio y alma generosa; si los ojos son negros tienen una rica imaginación y más energía que los azules, más dados estos al amor y a la paz.